Este fin de semana, el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ) publica en exclusiva una nueva investigación titulada «Caspian Cabals«, que revela cómo empresas occidentales, incluidas Chevron Corp., ExxonMobil Corp., Shell PLC, BG Group PLC y la italiana Eni S.p.A., ignoraron los riesgos de soborno, los conflictos de interés y los sobrecostos para asegurar su participación en un oleoducto crítico, entregando finalmente el control del mismo a Rusia.
La investigación expone cómo las empresas occidentales, con el objetivo de obtener ganancias del petróleo de Asia Central, firmaron contratos que enriquecieron a los aliados de Vladimir Putin y a las élites de Kazajistán, colocando a estas compañías en el centro de acusaciones de corrupción financiera. Durante más de dos años, los periodistas del ICIJ, con el apoyo de socios como la BBC, Der Spiegel, Radio Free Europe/Radio Liberty, y otros, entrevistaron a cientos de fuentes, incluidas personas internas de las empresas y exejecutivos. También se examinaron decenas de miles de documentos confidenciales, incluidos correos electrónicos, contratos, auditorías y registros legales. Al menos cinco denunciantes alegaron que las negociaciones de estas compañías en Rusia y Kazajistán incluyeron pagos que violaban la Ley de Prácticas Corruptas en el Extranjero (FCPA) de Estados Unidos.
El impulso en el Congreso para la transparencia de los pagos
El impulso en el Congreso de EE. UU. para obligar a las compañías petroleras, gasistas y mineras a divulgar sus pagos a los gobiernos se remonta a 2008. Ese año, Richard Lugar, quien era el miembro de mayor rango del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, envió a una docena de empleados del comité a 21 países para evaluar los esfuerzos anticorrupción en naciones ricas en recursos, según Jay Branegan, un alto funcionario del comité del Senado.
«Encontramos muchos ejemplos de la ‘maldición de los recursos’: países con grandes depósitos de petróleo o minerales que, sin embargo, tenían problemas económicos», recordó Branegan. En países como Nigeria, los miembros del comité observaron que la pobreza aumentó después del descubrimiento del petróleo. Compilaron sus hallazgos en un informe titulado «La paradoja del petróleo y la pobreza: evaluando los esfuerzos de los EE. UU. y la comunidad internacional para luchar contra la maldición de los recursos».
«Esta ‘maldición de los recursos’ nos afecta tanto a nosotros como a los países productores», escribió Lugar en una carta adjunta al informe. «Exacerba la pobreza global, que puede ser un semillero de terrorismo, amortigua el efecto de nuestra ayuda exterior, empodera a los autócratas y dictadores, y puede restringir los suministros mundiales de petróleo al crear inestabilidad». Ben Cardin, quien ahora preside el Comité de Relaciones Exteriores, le dijo al ICIJ que la enmienda Cardin-Lugar surgió de esa investigación. «Durante mucho tiempo hemos seguido la corrupción en ciertos países con industrias extractivas, donde las ganancias iban a los líderes del país o a los poderosos, y no a los ciudadanos», afirmó.
El caso de Guinea Ecuatorial
Uno de los ejemplos más notorios de corrupción relacionada con los recursos naturales es Guinea Ecuatorial, un importante productor de petróleo en África Central. Su vicepresidente, Teodoro Nguema Obiang Mangue, hijo del líder autoritario del país, ha acumulado más de 300 millones de dólares en activos gracias al dinero proveniente de las compañías petroleras occidentales, como ExxonMobil y Chevron. Mientras tanto, aproximadamente el 75% de la población del país, de menos de 2 millones de personas, vive en la pobreza. Obiang Mangue posee una mansión de 30 millones de dólares en Malibú, una flota de autos de lujo (Ferraris, Lamborghinis y Bentleys) y una de las colecciones más grandes de memorabilia de Michael Jackson, que incluye un guante valorado en 275,000 dólares.
Obiang también posee una mansión de seis pisos en París valorada en 124 millones de dólares, que contiene un escritorio de Luis XV de 1,8 millones de dólares, una escultura de Rodin y una docena de huevos Fabergé. Las petroleras norteamericanas, incluidas gigantes como ExxonMobil, han utilizado diversas tácticas para pagar sobornos a la familia Obiang y asegurar contratos lucrativos en Guinea Ecuatorial. Una de las estrategias clave ha sido alquilar oficinas en propiedades de Abayak, la empresa del presidente Obiang, como una forma de transferir comisiones encubiertas. También se han realizado pagos directos a través de intermediarios y cuentas offshore, violando la FCPA de Estados Unidos. Estos sobornos garantizaban acceso exclusivo a los recursos petroleros del país, beneficiando a la familia Obiang mientras perpetuaban un régimen corrupto y autoritario.
Petroleras norteamericanas: complicidad con los negocios privados del clan Obiang
Los documentos contractuales exponen cómo las petroleras norteamericanas han sido cómplices, directa o indirectamente, en el enriquecimiento personal de la familia presidencial de Guinea Ecuatorial. En un acuerdo firmado en 2002 entre la Compañía Nacional de Petróleos de Guinea Ecuatorial (GEPetrol), Mobil Equatorial Guinea Inc. (filial de ExxonMobil) y Ocean Equatorial Guinea Corporation, se detalla que las oficinas de Mobil estaban alquiladas en el Complejo Abayak, una propiedad de Teodoro Obiang, su esposa Constancia Mangue y su hijo Teodoro Nguema Obiang Mangue.
Este acuerdo es una flagrante violación de los principios éticos establecidos en el propio contrato. La cláusula de conflicto de interés prohíbe que cualquier director, oficial o empleado de las partes tenga intereses personales que entren en conflicto con los intereses del acuerdo. Además, exige que nadie vinculado al contrato tenga participación económica en empresas asociadas con sus actividades. Sin embargo, el alquiler de las oficinas de Mobil en un inmueble de la familia presidencial representa un conflicto de interés descarado. Este acuerdo convierte a Obiang y su círculo cercano en beneficiarios directos de las operaciones petroleras, mientras el gobierno, a través de GEPetrol, se presenta como supuesto garante de los intereses nacionales. Es un claro ejemplo de cómo los recursos del Estado se privatizan para enriquecer a una familia que ya controla el país con mano de hierro.
Este modelo de negocio no solo contradice los estándares éticos proclamados por las petroleras, sino que también pone en duda su compromiso con las leyes internacionales, como la FCPA, que prohíbe los pagos indebidos a funcionarios extranjeros. Las compañías no pueden alegar desconocimiento: al alquilar oficinas en el Complejo Abayak, no solo toleraron el esquema de corrupción, sino que se convirtieron en cómplices activos del mismo.
La contradicción entre los principios expresados en el contrato y la realidad de sus acciones demuestra cómo las grandes corporaciones, en lugar de actuar como fuerzas de cambio y desarrollo, perpetúan la corrupción y consolidan las estructuras de poder que mantienen a Guinea Ecuatorial como uno de los países más desiguales del mundo. Estas revelaciones exigen respuestas claras y acciones contundentes para responsabilizar tanto a las petroleras como a los líderes que se han beneficiado de esta red de corrupción.
La hipocresía de la Gobernanza
El sector petrolero en Guinea Ecuatorial sigue siendo un pozo de corrupción y nepotismo, donde las empresas multinacionales y los altos funcionarios del régimen se benefician a costa de los recursos del país y el sufrimiento de su población. En mayo de 2023, Diario Rombe desveló una investigación clave que expone cómo Equatorial Guinea LNG Operations, S.A. (EG LNG), una empresa encargada de la producción de gas natural licuado (GNL), ha sido cómplice de prácticas corruptas al adjudicar millonarios contratos a Multi Business Center S.L. (MBC S.L.), una constructora con estrechos vínculos con el régimen de Teodoro Obiang. La participación de gigantes como ExxonMobil, Marathon Oil, Sonagas y TotalEnergies en este proyecto demuestra que el sector energético sigue siendo un campo abonado para los intereses privados de la familia presidencial y sus aliados.
La investigación revela cómo Juan Aba Elo, Viceministro encargado de Auditorías y esposo de Verónica Mikue Mba, Directora General Adjunta de EG LNG, junto con Santiago Nve Nve, Director General de MBC S.L., pagaron sobornos sistemáticos a los directivos de EG LNG para asegurar contratos a favor de la constructora vinculada a la familia. La operación de estos pagos fraudulentos se llevó a cabo bajo la mirada indiferente de las grandes petroleras occidentales que, en lugar de velar por la transparencia y el desarrollo del país, se convirtieron en cómplices activos de un sistema corrupto.
Un correo electrónico filtrado al que Diario Rombe tuvo acceso revela que MBC S.L. falsificó documentos legales, eliminando de manera ilícita a un accionista clave, quien, según las normativas internacionales, debía ser considerado una persona políticamente expuesta. Este tipo de manipulación no solo refleja el nivel de impunidad que predomina en el sector, sino que también pone en evidencia cómo las grandes corporaciones occidentales, como ExxonMobil y Marathon Oil, están dispuestas a ignorar las leyes anticorrupción internacionales en su afán de mantener contratos lucrativos.
EG LNG, como muchas otras empresas involucradas en la industria de los hidrocarburos de Guinea Ecuatorial, afirma tener un riguroso sistema de cumplimiento de las leyes anticorrupción. Según su página web, la empresa está sujeta a las estrictas normas de la Ley de Prácticas Corruptas en el Extranjero (FCPA) de EE. UU. y la Ley de Soborno del Reino Unido (UKBA). Sin embargo, la realidad es diametralmente opuesta: los contratos fueron adjudicados a una empresa vinculada a los intereses personales de los principales funcionarios del régimen, y las operaciones de EG LNG no solo permiten, sino que fomentan este tipo de prácticas corruptas.
El escandaloso caso de Multi Business Center S.L. es solo un ejemplo más de cómo las grandes petroleras, a pesar de firmar acuerdos que supuestamente garantizan el cumplimiento de estándares éticos, están profundamente involucradas en redes de corrupción que favorecen a una élite política corrupta. La relación directa entre la familia presidencial y las empresas extranjeras que operan en Guinea Ecuatorial no es accidental, sino parte de un sistema estructural que permite la explotación de los recursos naturales del país mientras se perpetúan los intereses privados de la familia Obiang y sus aliados.