Artemisa tuvo un mal resultado en los 60 Juegos Escolares Nacionales. Esa es la verdad. Nadie quiere el lugar 14 por puntos, ni tampoco el 13, que estaba propuesto alcanzar, mucho menos el 15 en el medallero. Por supuesto, las causas son disímiles, objetivas y subjetivas.
Este es apenas un acercamiento al problema. No tengo la verdad absoluta ni apelo al criterio de los especialistas, tan solo ofrezco la visión de quien escribe sobre deportes hace casi tres décadas.
Uno de los primeros porqués para estar ubicados tan abajo en la tabla de posiciones, radica en la cantidad de deportes en los que no participamos: ¡16!
Bien recuerdo que en el propio municipio cabecera abundaban los practicantes de esgrima y hockey sobre césped. Me acuerdo de los éxitos de antaño en triatlón. Guardo ciertas imágenes del tenis de mesa y las gimnasias artística y rítmica. No entiendo por qué no están ahora.
Y seguro habrá explicaciones, tal vez de entrenadores que se jubilaron o emigraron, de recursos escurridizos y nulas captaciones. Sin embargo, todo eso tiene solución: más trabajo, alternativas, dedicación…
Probablemente no sea tan sencillo creer que basta contar con la Escuela Nacional de Remo y Canotaje José Smith Comas, ubicada en la presa La Coronela, de Caimito, para tener atletas en canotaje y remo. Pero no puedo imaginar que tampoco sea una ventaja o una oportunidad.
Intervenir en los Juegos con representantes en natación, clavados, polo acuático y nado sincronizado depende, desde luego, de la disponibilidad de piscinas con las condiciones requeridas. Esas exigen más recursos, cualquiera comprende; solo pienso que rehabilitarlas ha tardado demasiado. ¡Ojalá la de San Cristóbal esté lista muy pronto!
Otra es la historia del pentatlón, del softbol femenino, el tiro y de las velas, que en otra época se practicó en playa Baracoa, y desde allí bien pudiera revivir.
Así las cosas, ¿cómo no comprender la actuación de los deportes que exigen de un tabloncillo, como el bádminton, voleibol, baloncesto y balonmano? No obstante, no están mal ubicados: incluso segundo el bádminton y séptimo el voly, octavo el básket y décimo el balonmano.
Difícil de verdad resulta aceptar el lugar 14 en ajedrez, con semejante semillero de trebejistas en Guanajay, Artemisa, San Antonio de los Baños y Mariel, o el 13 en boxeo y el 12 en kárate.
¿Cómo asimilar el 10 en un deporte tan tradicional de Artemisa como el tiro con arco, o el 15 en voleibol de playa, otra disciplina que ha deparado varios medallistas internacionales, como ahora Noslen Díaz?
Veo la hazaña del judo, campeones de Cuba luego de ser segundos en 2023, con 25 medallas, entre ellas siete preseas doradas, y me pregunto por qué otros no. ¿Cuál es la diferencia? ¡Dedicación!
No digo que solo el judo haya derrochado coraje y entrega. Me quito el sombrero ante el esfuerzo de muchos. Las 76 medallas conquistadas (17 de oro, 20 de plata y 39 de bronce) lo prueban. Pero, sin dudas, ¡no es suficiente!
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