El presidente de la República Yamandú Orsi, fue el encargado de abrir la XXX Reunión Plenaria del Círculo de Montevideo, titulada “Un nuevo, nuevo tiempo”, realizada en el salón Doré del Hotel Carrasco Sofitel, ante la presencia de autoridades nacionales, exmandatarios latinoamericanos y de España, empresarios y representantes de partidos políticos e instituciones.
El encuentro conmemoró los 40 años de democracia ininterrumpida en Uruguay y los 30 años de actividades de la Fundación Círculo de Montevideo, presidida por Julio María Sanguinetti. Al inicio se emitió un video conmemorativo con imágenes representativas de algunos hitos de la recuperación de la democracia en Uruguay, como el acto del Obelisco, en noviembre de 1983, hasta las ceremonias de traspaso de mando presidenciales, desde 1985 a la fecha. En el primer panel sobre los “40 años de democracia, lo logrado y a cuidar” intervinieron los expresidentes Julio Sanguinetti, Felipe González, de España y Eduardo Frei, de Chile. A continuación, en otro panel moderado por el periodista argentino Carlos Pagni, expusieron Natalio Botana, Sergio Fausto, Alberto Gallardón y Martí Santiago sobre el tema “la democracia ante las nuevas demandas”.
Orsi: “Nadie esperaba una nueva tormenta”
En su intervención, Orsi rindió homenaje al expresidente Sanguinetti y a los fundadores del Círculo, a quienes definió como “aquellos locos que en algún momento se les ocurrió ponerse a pensar juntos”. Recordó que la creación del espacio se dio en un momento histórico complejo, tras los años de dictaduras y convulsión política en América Latina y el mundo, y en el marco de los grandes cambios globales de fines del siglo XX.
“Quienes decidieron juntarse a pensar habían sido protagonistas de esos años duros, de la caída del muro, ‘¿y ahora qué?’. En aquella década del noventa había que volver a poner las cosas en su lugar, repensar dónde iba cada cosa, como cuando se cae una estantería”, señaló.
El mandatario destacó que el Círculo de Montevideo ha mantenido desde sus orígenes una visión democrática y humanista, reuniendo no solo a líderes políticos sino también a referentes empresariales, académicos y sociales de América Latina y Europa. “Es muy bueno para los que estamos hoy recoger los materiales de aquellas conferencias, donde no solo se buscaba una explicación a la turbulencia de la época, sino también pensar cómo seguir”, añadió.
Orsi subrayó que a lo largo de tres décadas, el Círculo ha abordado temas que anticiparon grandes transformaciones, como el terrorismo, la inclusión social, la globalización y sus tensiones. “En algo le hemos errado a lo largo de la historia y tenemos que ver cómo lo resolvemos mejor”, reflexionó, valorando el espíritu autocrítico que ha caracterizado las discusiones del foro.
El mandatario hizo referencia también a los desafíos contemporáneos marcados por la incertidumbre global, la irrupción de la inteligencia artificial, la proliferación de fake news, el terrorismo, y los nuevos cuestionamientos a la apertura económica y a la globalización. “Lo que quizá nadie esperaba es una nueva tormenta, tan extraña como la que estamos viviendo, donde aparecen problemas que antes no visualizábamos”, advirtió.
Además, citó al expresidente del BID, Enrique Iglesias, al afirmar que el mundo atraviesa no una época de cambios, sino “un cambio de época”. En ese sentido, valoró que el Círculo mantenga su compromiso con el diálogo y la reflexión colectiva. “En este cambio de época, el Círculo de Montevideo decide nuevamente sentarse a pensar qué nos está pasando, siempre con una visión democrática, liberal y humanista de la sociedad”, destacó.
Finalmente, Orsi agradeció la invitación y celebró la vigencia del espacio de intercambio fundado por Sanguinetti. “Es un honor conocer a algunos de ustedes y comprobar que cada día tienen la pólvora intelectual más seca. Eso nos viene muy bien, porque seguimos aprendiendo”, concluyó.

Sanguinetti: “Vivimos un tiempo de incertidumbre, pero con las instituciones funcionando”
Por su parte, el dos veces expresidente, Julio María Sanguinetti (1985-2000; 1995-2000) , en su calidad de presidente de la Fundación, agradeció la presencia del presidente de la República, Yamandú Orsi, del expresidente Luis Alberto Lacalle Herrera, así como de las esposas de los expresidentes José Mujica, Jorge Batlle y Jorge Pacheco Areco, Lucía Topolansky, Mercedes Menafra y Graciela Rompani, respectivamente, a quienes destacó como testigos de una época compleja y fundacional.
Recordó que la celebración del aniversario había comenzado meses atrás en Brasilia, junto al expresidente de Brasil José Sarney, impulsor de la idea de realizar también un encuentro en Montevideo, aunque no pudo asistir por razones de salud. “Estamos aquí con nuestro amigo Felipe (González), cuyo gobierno fue una gran fuente de inspiración. La transición española, con sus acuerdos y su Moncloa, fue una referencia para todos nosotros”, señaló.
El expresidente uruguayo evocó además a Eduardo Frei y a Patricio Aylwin, protagonistas del retorno democrático en Chile, y repasó las etapas históricas vividas por América Latina desde los años sesenta. “Estos 40 años —dijo— son los que nos separan del período de las dictaduras que comenzaron en Brasil en 1964, y que fueron cediendo paso a los procesos democráticos de los años ochenta: Alfonsín en Argentina, Sarney en Brasil y nosotros en Uruguay, todos en 1985”.
Sanguinetti enmarcó esas transiciones en un contexto global más amplio, señalando que “nuestra vida política ha estado marcada por el final de la Guerra Fría y el inicio de la globalización”. En ese tránsito, afirmó, se pasó “de un mundo bipolar a una etapa de economía de mercado y democracia política como valores dominantes”.
Sin embargo, advirtió que el presente plantea nuevos desafíos: “Vivimos un tiempo de incertidumbre, donde están en cuestión los elementos fundacionales del orden internacional: la soberanía, cuando hay invasiones militares como la de Rusia; los tratados, cuando se actúa como si no existieran; la libertad de comercio, ante el retorno del proteccionismo; y la propia democracia, amenazada por populismos que generan inestabilidad”.
A pesar de esos riesgos, Sanguinetti destacó la fortaleza de las instituciones democráticas de la región: “Ha habido caídas de presidentes, renuncias, juicios políticos, pero las instituciones siguen funcionando. Y eso es lo que debemos valorar”.
Al cerrar su exposición, el presidente de la Fundación Círculo de Montevideo subrayó el espíritu reflexivo que inspira a la Fundación: “Estamos aquí para pensar juntos, para no olvidar que la democracia se basa en la reflexión racional de los ciudadanos. Sin esa deliberación, no hay democracia posible”.

Felipe González: “Vivimos una crisis de gobernanza de las democracias representativas”
El expresidente del Gobierno de España, Felipe González (1982-1986), en tanto, reflexionó sobre los desafíos que enfrentan las democracias contemporáneas. González advirtió sobre lo que denominó una “crisis de gobernanza de la democracia representativa” y una creciente “geopolítica del caos” que domina el escenario internacional.
Recordó su participación directa en algunos de los procesos de recuperación democrática en América Latina durante los años ochenta. Evocó su presencia en el acto de asunción de Julio María Sanguinetti en Uruguay, la de Raúl Alfonsín en Argentina y la de Patricio Aylwin en Chile, así como su encuentro con el entonces presidente de Brasil, João Figueiredo, en los años de la transición. “Me advirtió que la democracia llegaría a Brasil, aunque fuera a palos, pero que llegaría”, relató González, destacando aquel diálogo como una muestra del espíritu de cambio que recorría la región en aquel tiempo.
A partir de esas experiencias, el exmandatario español planteó que las actuales dificultades democráticas no son hechos aislados. “Nada ocurre en un solo momento y de una sola vez”, afirmó, subrayando que la crisis de representación y gobernanza viene incubándose desde hace décadas.
El exlíder del PSOE retomó, además, una línea de reflexión que desarrolló años atrás en su cátedra de la Universidad de São Paulo, centrada precisamente en la “crisis de gobernanza de la democracia representativa”. De aquella investigación surgió el libro ¿Quién manda aquí?, cuyo título, contó, surgió de la necesidad de hacer más accesible un tema complejo. “El gran valor de la democracia no es que garantice el buen gobierno, sino que nos permite cambiar a quien no nos gusta”, sostuvo.
González describió el presente como una vuelta al siglo XIX, con potencias que actúan según “arbitrariedades imperiales”. Mencionó los casos de Rusia, China y Estados Unidos como ejemplos de un mundo dominado por decisiones unilaterales. “El multilateralismo retrocede frente al unilateralismo que marca las relaciones internacionales”, advirtió, al tiempo que consideró que el ascenso de India añade nuevos equilibrios a esa dinámica.
En el plano regional, elogió a Uruguay como “un pequeño gran país” que sigue siendo un modelo de convivencia democrática, aunque alertó sobre las dificultades de mantener ese equilibrio ante fenómenos globales como la inseguridad transnacional. “Las amenazas a la seguridad no tienen fronteras, pero seguimos defendiéndonos con lógicas nacionales”, observó.
También analizó la situación de España, donde, según dijo, se vive un cuestionamiento a los grandes consensos surgidos de la transición democrática. “Cuarenta años después, nos cansamos de los acuerdos de convivencia y entramos en una polarización cada vez más extrema”, señaló. Esa polarización, agregó, ya no surge desde la base social, sino “de arriba hacia abajo, desde los dirigentes hacia la ciudadanía”.
González cerró su exposición con una advertencia sobre las tensiones sociales que percibe en el horizonte. “Va a llegar una revuelta como la del 68, protagonizada por quienes están bajando de clase media a clase media baja”, dijo. “No será contra un régimen concreto, sino contra un sistema que los excluye”.

Frei: “América Latina ha desaparecido del mapa mundial y necesita recuperar una voz común”
Por su parte, el expresidente de Chile Eduardo Frei (1994-2000) repasó las transformaciones políticas, económicas y tecnológicas de las últimas décadas, y alertó sobre la pérdida de protagonismo de América Latina en el escenario global.
Agradeciendo la invitación y destacando la presencia del presidente de la República y de sus colegas expresidentes, Frei subrayó que “vivimos un momento muy especial de la humanidad”. Recordó sus inicios como ingeniero en los años sesenta y su experiencia en Italia, donde presenció la llegada del primer computador de IBM al país. “Ese equipo medía más de ochenta metros y tenía apenas tres gigas de capacidad. Hoy llevamos eso en el bolsillo. Ahí comenzó otro mundo”, comentó, aludiendo a la revolución tecnológica que marcaría el rumbo de la globalización.
Frei repasó la experiencia democrática chilena desde el retorno a la institucionalidad en 1990, destacando la transición ejemplar que puso fin a la dictadura de Augusto Pinochet mediante un plebiscito popular. “Hay pocos casos en la historia en que una dictadura termine por una votación ciudadana”, señaló, recordando que la convocatoria al plebiscito de 1988 incluyó la reinscripción de todos los electores en nuevos registros, lo que garantizó su legitimidad.
El exmandatario reflexionó sobre las divisiones que aún persisten respecto a las causas del golpe de 1973. “Han pasado 50 años y no nos pondremos de acuerdo sobre lo que ocurrió, pero lo importante es mirar hacia adelante, construir sobre la base del diálogo y la continuidad”, afirmó. En ese sentido, valoró la experiencia de la Concertación de Partidos por la Democracia, la coalición que sostuvo a los gobiernos de centro y centroizquierda en Chile durante más de dos décadas. “La continuidad fue nuestra gran fortaleza. Cinco gobiernos sucesivos que compartieron un proyecto común y permitieron estabilidad, crecimiento y respeto institucional”, expresó.
Frei subrayó que Chile se integró activamente al mundo durante esa etapa, ingresando al APEC en 1994 y a la Unión Europea en 1997. “Hoy tenemos tratados con más de 70 países y el 75% del PIB chileno proviene del comercio exterior. Esa apertura fue clave para nuestro desarrollo”, dijo, al tiempo que defendió las alianzas público-privadas como herramienta de modernización: “El Estado no puede hacerlo todo. Desde los años noventa impulsamos la participación privada en aeropuertos, puertos, autopistas, cárceles y hospitales. Gracias a eso, hoy Chile trata el 99,8% de sus aguas y tiene una cobertura sanitaria total sin que el Estado pusiera un peso”.
En su análisis internacional, Frei sostuvo que la globalización llegó para quedarse. “Vivimos en un mundo interconectado por la tecnología y la información. La disputa entre Estados Unidos y China refleja la magnitud de ese proceso: entre ambos representan el 40% del PIB mundial”, observó. Destacó la necesidad de pragmatismo en las relaciones internacionales y de mantener la negociación como herramienta esencial: “En el mundo actual, ningún país puede imponer sus condiciones; hay que buscar acuerdos”.
El expresidente lamentó la ausencia de América Latina en los foros globales. “En una reciente reunión del Club de Madrid con 90 expresidentes, sólo éramos cuatro latinoamericanos. No tenemos voz ni integración. Las iniciativas energéticas, viales o tecnológicas entre nuestros países están ausentes”, advirtió.
Frei consideró que la región necesita “más coordinación política y económica para competir en el nuevo mundo”, y enfatizó el rol de los partidos políticos y los acuerdos democráticos. “Sin partidos no hay instituciones, sin instituciones no hay democracia, y sin democracia no hay nada. Los acuerdos son esenciales para convivir y avanzar”, concluyó, agradeciendo al presidente Julio María Sanguinetti “por haber mantenido vivo este espacio de reflexión latinoamericana que hoy, más que nunca, necesitamos fortalecer”.
Carlos Slim: “Este nuevo tiempo exige más inversión y adaptación tecnológica”
Por último, el empresario mexicano Carlos Slim realizó una amplia reflexión sobre los cambios históricos, tecnológicos y económicos que definen lo que llamó un “nuevo, nuevo tiempo”, durante su intervención.
Slim alertó sobre el impacto del avance tecnológico y la inteligencia artificial en el empleo. Propuso reducir las jornadas laborales y distribuir mejor el trabajo disponible, a la vez que celebró las oportunidades que la nueva era ofrece para mejorar la calidad de vida. “Lo importante es adaptarse al nuevo tiempo, no esperar a que el nuevo tiempo nos alcance”, concluyó.
“Vamos hacia una época en la que habrá que trabajar menos horas y vivir mejor”, afirmó, defendiendo su conocida propuesta de reducir la jornada laboral a tres días por semana de 11 horas diarias, con el objetivo de generar más empleo y permitir que las personas tengan más tiempo para la educación, el ocio y la convivencia familiar. “El trabajo no debe desaparecer, pero sí transformarse. Hay que dar oportunidad a más personas de participar en la actividad económica, y eso se logra distribuyendo el tiempo laboral de manera diferente”, explicó.
Para Slim, la reducción de la jornada no implica menor productividad. “Con la tecnología actual, la eficiencia puede mantenerse o incluso aumentar, mientras se gana calidad de vida”, señaló.