El primer gran ataque del terrorismo internacional en la Argentina ocurrió el 17 de marzo de 1992 cuando una enorme explosión destruyó por completo la Embajada de Israel que ocupaba un edificio del barrio porteño de Retiro. Hubo 22 muertos y 242 heridos.
A las 14.50 de ese día un vehículo cargado con explosivos se estrelló contra la Embajada, ubicada en la esquina de Arroyo y Suipacha. La explosión destruyó la embajada y causó daños graves a una iglesia y una escuela cercanas. Entre las víctimas figuran empleados de la Embajada, transeúntes y vecinos del barrio.
Aunque el atentado fue reivindicado por la Jihad Islámica, brazo armado de Hezbolá, las investigaciones en torno a los responsables directos todavía son motivo de controversia y debate.
La investigación, inicialmente a cargo de la Corte Suprema de Justicia, hasta ahora, no ha tenido avances significativos.
Atentado a la Embajada de Israel en Argentina: un suceso que marcó la historia
Según lo establecido por la Constitución en caso de estar involucrados terceros países, la investigación quedó a cargo de la Corte Suprema de Justicia.
En 1999, el tribunal estableció que la cantidad de víctimas era 22, y no 29 como se había dicho en un primer momento, y que debía comprobarse que, en efecto, sus autores estaban relacionados con Hezbolá.
Para entonces se había establecido que el coche-bomba era una pick Ford F-100 comprada a un fotógrafo de la policía por el ciudadano brasileño, Ribeiro Da Luz. Por esa resolución se dictó también una orden de captura contra Imad Mughnyah, jefe de inteligencia de Hezbolá, que murió en 2008 durante un operativo realizado por Estados Unidos e Israel.
Mughnyah ya tenía un pedido de captura, emitido por Estados Unidos, por el secuestro de un vuelo entre Atenas y Roma y era buscado por autoridades de una decena de países por terrorismo.
El fiscal Alberto Nisman, muerto en 2015 en extrañas circunstancias, lo acusó de organizar el grupo terrorista que cometió este atentado a la Embajada de Israel y el realizado contra la sede de la AMIA, en 1994.
El informe del Mossad, servicio secreto israelí
Treinta años después de ocurridos los hechos, en 2022, el Mossad dio a conocer un informe sobre estos atentados, cuyo resumen se publicó en el New York Times. El servicio secreto israelí sostiene que los explosivos ingresaron como contrabando a la Argentina en botellas de champú y cajas de chocolate.
La la operación habría sido realizada por Hezbolá, con la colaboración del gobierno de Irán, quien habría brindado financiamiento y entrenamiento. El atentado contra la Embajada y el realizado contra la AMIA, para el Mossad, fueron una venganza por las operaciones israelíes contra la milicia chiita en el Líbano.
Para el Mossad, el ataque fue realizado por tres personas, dos de las cuales permanecen vivas. El fallecido sería Mughniyeh.
El atentado contra la Embajada era una venganza por el asesinato, a manos de Israel, de Abbas al-Musawi, el 16 de febrero de 1992. Para concretar la venganza Hezbolá habría enviado a la Argentina a Hassan Karaki, con un pasaporte brasileño falsificado.
Ya en el país, Karaki habría comprado la camioneta. También habría intervenido Talal Hamia, que en Buenos Aires contactó al libanés Muhammad Nur al-Din, el atacante suicida, siempre según la investigación del Mossad.
A pesar de la detallada investigación, esta no fue bien recibida en la Argentina, ni siquiera por la DAIA que consideró que era una “distracción”.
23 años después de materializada la brutal explosión de la Embajada de Israel en Buenos Aires, La Corte Suprema de Justicia de Argentina mantiene vigentes los pedidos de captura internacional contra el libanés-colombiano José Salman El Reda Reda y Muhammad Ibrahim Suleiman. Mientras que se dictó el sobreseimiento por fallecimiento de Imad Moughniyeh.
La acusación como autores materiales es contra miembros de la Jihad Islámica, el brazo armado del Hezbollah del Líbano. Mientras que se acusó al entonces gobierno de Irán como el supuesto autor intelectual del atentado. Pero nunca pidió la captura de ningún ex funcionario iraní.
La causa tiene 262 cuerpos más 9 legajos con otras líneas de investigación. Cada cuerpo tiene aproximadamente 60 mil fojas. Además, de la existencia de 4 cajas fuertes con documentación. Más un depósito con documentación, cassettes y CDs de escuchas telefónicas y sus transcripciones.
El ataque lo investiga la Corte porque se trata de un hecho ocurrido contra una sede diplomática considerada territorio extranjero donde no tiene jurisdicción la justicia argentina.
Demás está decir que, al igual que con el atentado a la AMIA realizado en 1994 en Argentina, Irán nunca colaboró con la investigación de los atentados ni reconoció intervención alguna.