En una relación 47-47 están los candidatos presidenciales de los partidos Demócrata, Kamala Harris, y Republicano, Donald Trump, a 10 días hoy de las elecciones en Estados Unidos, lo que confirma lo reñida de la carrera.
Ante este escenario, tanto uno como otro aspirante al Despacho Oval aceleran la velocidad en esta especie de sprint final sobre el cual nadie se atreve aquí a dar pronósticos.
Este sábado Harris y Trump fueron de campaña al disputado estado de Míchigan, un territorio para los demócratas de cuidado en el actual ciclo.
Ahí surgió el movimiento Abandon Biden (cuando Joe Biden estaba en la campaña por la reelección) y los No comprometidos, grupos de electores inconformes con la respuesta de la administración demócrata a la guerra de Israel contra la población palestina en Gaza.
Míchigan es uno entre los siete estados (los otros son Pensilvania, Wisconsin, Georgia, Nevada, Carolina del Norte y Arizona) que podrían decidir por conteos reducidos quién será el próximo (a) ocupante de la Casa Blanca.
La vicepresidenta Harris contó en Míchigan con el apoyo de la exprimera dama Michelle Obama, quien se mantiene junto a su esposo, el expresidente Barack Obama, como una de las figuras más populares del Partido Demócrata. Ella destacó la importancia del voto y la necesidad de evitar el regreso de Trump a la presidencia.
Precisamente, a pocos minutos de haber comenzado su discurso en la ciudad de Kalamazoo, se escucharon voces de protesta a favor de Gaza. Harris tuvo que hacer un paréntesis.
«En cuanto al tema de Gaza, tenemos que poner fin a esa guerra. Tenemos que poner fin a esa guerra y traer a los rehenes a casa, pero ahora estoy hablando de las elecciones de 2024», subrayó.
Cuando comenzó a hablar tras la presentación de Obama, Harris elogió su historia y sus planes para el futuro si es elegida y afirmó: «Estamos aquí como comunidad, como constructores de coaliciones, porque amamos a nuestro país».
También se refirió a muchas de sus políticas, incluida una que permitiría a Medicare pagar la atención médica domiciliaria para personas mayores, porque “mucha gente vive ahora en lo que llamamos la generación sándwich, (aquellos) que cuidan de sus hijos mientras tú cuidas de tus padres. Eso es mucho», acotó.
Al retomar el asunto de los derechos reproductivos, señaló que una de cada tres mujeres vive en un estado con prohibiciones restrictivas del aborto.
«Donald Trump todavía se niega a reconocer el dolor y el sufrimiento que ha causado. Insiste en que… todo el mundo quería que se revocara Roe V. Wade (que ofrecía protección legal al aborto). Vamos. ¿Todo el mundo quería esto?», preguntó.
«A las mujeres se les niega la atención durante los abortos espontáneos, algunas solo reciben tratamiento una vez que desarrollan sepsis. No querían esto. Las parejas que solo intentan hacer crecer su familia se han visto privadas de los tratamientos de la Fertilización In Vitro. No querían esto».
En Michigan, Harris se dirigió fundamentalmente a los votantes de la Generación Z y les habló de sus miedos y sus dificultades en un mundo con violencia armada, derechos reproductivos reducidos y peligros del cambio climático, reseñaron medios locales.
Mientras Trump, en otro extremo de Míchigan, denigró aún más a Detroit durante un mitin para captar votos en la ciudad más grande del oscilante estado.
“Creo que Detroit y algunas de nuestras áreas nos convierten en una nación en desarrollo”, opinó el exmandatario a sus simpatizantes en Novi.
Por supuesto, tampoco faltaron los ataques a su rival, algo que a tan escasos días de las elecciones sube cada vez más de todo entre ambos contendientes.
Este ha sido el primer día de la votación anticipada en persona en todo Míchigan y de acuerdo con los reportes, se entregaron más de 1,4 millones de boletas, lo cual representa el 20 por ciento de los votantes registrados.
En 2016 Trump ganó en Míchigan, cuatro años después Biden izó la bandera demócrata.