El parte médico de la tarde de hoy martes confirma la lenta recuperación del papa Francisco, ingresado en el hospital Gemelli de Roma desde el 14 de febrero, pues sigue “estable” por tercer día consecutivo desde la crisis respiratoria prolongada y las complicaciones que sufrió el sábado. “Las condiciones clínicas del Santo Padre siguen siendo críticas, pero estables. No se han producido episodios respiratorios agudos y los parámetros hemodinámicos continúan estables”, señala el comunicado, emitido a las 19.19 horas.
Los médicos que le tratan explicaron en su rueda de prensa del viernes, la única hasta ahora, que “su vida no corre peligro, pero no está fuera de peligro”, porque cualquier complicación podía causarle problemas. Tras la recaída del sábado, cada día que pasa sin novedad y con síntomas positivos afianza la esperanza de una recuperación, que en todo caso requerirá tiempo.
La nota también indica que al Papa, de 88 años y que padece una neumonía bilateral que se le detectó en el hospital el pasado 18 de febrero, se le ha realizado hoy una nueva TAC (tomografía axial computarizada) para el “control radiológico” de esta patología, aunque aún no se especifica el resultado. “El pronóstico sigue siendo reservado”, concluye el boletín. Es un nuevo parte positivo desde que ayer lunes se informó de una “leve mejoría”. El Vaticano también ha detallado que el Pontífice recibió la comunión por la mañana y retomó sus actividades laborales.
En realidad hoy se ha sabido que ya ayer por la tarde el Papa estuvo trabajando, y con tareas que van más allá de firmar unos papeles. La Santa Sede ha comunicado a mediodía que Francisco ayer se reunió con el secretario de Estado, Pietro Parolin, y su mano derecha, el sustituto para Asuntos Generales, Edgar Peña Parra, y despacharon varios asuntos de trabajo. Por eso hoy se han anunciado decisiones relevantes, como nombramientos, canonizaciones e incluso una modificación de normativa del Estado vaticano. Esta es la segunda visita que el Vaticano admite oficialmente, desde la que realizó la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, el pasado 19 de febrero. Supone una clara señal de que el Pontífice ha retomado parte de sus actividades de gobierno desde el hospital.
Jorge Mario Bergoglio, de 88 años, el sábado atravesó una preocupante recaída. Sufrió una crisis respiratoria prolongada, síntomas de anemia y una insuficiencia renal inicial leve. Pero todas esas complicaciones parecían superadas este lunes, cuando por primera vez el parte médico de la tarde fue abiertamente positivo. Señaló una “leve mejoría”, dentro de su estado “crítico” y su pronóstico reservado. Apuntó varios avances reseñables: no se habían vuelto a registrar crisis respiratorias asmáticas, algunas pruebas de laboratorio habían mejorado y la insuficiencia renal “no causa preocupación”, dijo el comunicado.
Además, la nota indicaba que “la oxigenoterapia continúa, pero con un flujo y porcentaje de oxígeno ligeramente reducidos”. También subrayó que el Papa había retomado el trabajo, otro síntoma de vuelta a la normalidad, y había realizado una llamada de teléfono, como otros días, a la parroquia católica de Gaza, donde se refugian varios centenares de palestinos cristianos, para mostrarles su apoyo. Este parte reforzó el optimismo que ya había comenzado por la mañana, cuando el Vaticano comentó que el Papa “está de buen humor, no tiene dolor y sigue la terapia”, tras haber pasado una buena noche.
El cuadro general es que la terapia de antibióticos y fármacos contra la neumonía parece estar funcionado, pero aún son posibles recaídas y Francisco necesita tiempo para salir de peligro. “Está como un hombre de 88 años con una infección polimicrobiana: virus, hongos y bacterias”, indicaron los médicos el viernes, que precisaron que el Pontífice no tiene ninguna otra patología y su corazón “está perfecto”.
El Papa, que desde 2023 sufre problemas respiratorios en cuanto llega el frío, fue ingresado el 14 de febrero tras arrastrar durante al menos diez días una bronquitis que no terminaba de curarse. También debido, en parte, a su insistencia en seguir manteniendo su ritmo habitual de trabajo. Él mismo contó en una audiencia pública que padecía la bronquitis; le costaba respirar y en dos ocasiones delegó la lectura de su discurso. El domingo 9 de febrero llegó a presidir la misa al aire libre en la plaza de San Pedro, pese al intenso frío. Finalmente, el 14 de febrero, tras mantener las audiencias programadas y dado que le fatigaba cada vez más respirar y hablar, decidió acudir al hospital Gemelli.