Primero fue Nexime Technologies Guinea Ecuatorial Ltd, filial de Nexime Technologies FZLLC, propiedad del jeque árabe Sheikh Ahmed Dalmook Al Maktoum. En octubre de 2019, el dictador Teodoro Obiang Nguema anunció con bombo y platillo la apertura de una supuesta fábrica de dispositivos móviles bajo la marca «AfriOne», promovida con el ridículo eslogan de “Hecho en Guinea Ecuatorial”. Lo que realmente ocurrió es lo de siempre: las oficinas de Nexime se instalaron en propiedades de Abayak, la empresa privada de los Obiang, para canalizar comisiones disfrazadas de actividad empresarial.
El gobierno vendió esta farsa como un gran avance industrial: “Producción de teléfonos inteligentes, computadoras, tabletas, televisores de alta gama y accesorios tecnológicos”. Cuatro años después, el resultado es el de siempre: la fábrica no existe, no se ha producido nada, y los millones asignados al proyecto han desaparecido. ¿Dónde están los responsables? ¿Quién rinde cuentas? Como todo en este régimen, la respuesta es nadie.
El historial de proyectos fantasmas: Mbini, un ejemplo de corrupción y desfalco
No es la primera vez que el gobierno de Guinea Ecuatorial se embarca en proyectos millonarios que terminan en nada. Bajo el marco del surrealista y fracasado Plan Nacional de Industrialización Horizonte 2020, ahora postergado hasta 2035, las autoridades han promovido innumerables iniciativas fantasmas valoradas en cientos de millones de dólares. Uno de los ejemplos más bochornosos fue la supuesta creación de la Ciudad Industrial de Mbini (CIM), presentada con pompa durante una conferencia de industrialización celebrada en Sipopo.
En aquel evento, liderado por el Ministerio de Minas e Hidrocarburos y representado por Gabriel Mbaga Obiang Lima, el gobierno anunció planes ambiciosos: urbanización, construcción de infraestructuras básicas y una refinería de crudo como piedra angular del proyecto. Incluso enviaron a 15 funcionarios a Malasia para formarse en el refinamiento de crudo con Petronas entre 2013 y 2014, vendiendo la idea de que Guinea Ecuatorial daría un salto al sector de transformación energética. En 2017, el gobierno aprobó el Decreto Ley de Creación de la Ciudad Industrial y Zona Económica Especial de Mbini, justificándolo con objetivos utópicos: “Promover la generación de empleos, atraer inversión extranjera, exportar productos de calidad, adoptar tecnologías de vanguardia y posicionar al país en el mercado industrial”.
El proyecto fue presupuestado en 374 mil millones de FCFA dentro del programa de inversiones públicas del Ministerio de Minas e Hidrocarburos en 2017. Durante ese periodo, César Augusto Mba Abogo fungía como Director de Contenido Nacional, y Vicente Abeso, como Director de Hidrocarburos. Han pasado 11 años desde que se presentó la idea, y ni siquiera se han movido los primeros ladrillos. Sin embargo, el presupuesto asignado al proyecto se libró y desapareció sin dejar rastro. Hoy, la Ciudad Industrial de Mbini es un recuerdo vergonzoso de cómo el gobierno utiliza estas iniciativas como excusa para malversar fondos públicos.
La farsa de Teodorín y Soma Enterprise Ltd
Ahora, el hijo del dictador, Teodoro Nguema Obiang Mangue, recicla el mismo guión populista. Ayer, en su cuenta de Twitter, anunció con tono triunfalista que Soma Enterprise Ltd, una constructora india, invertiría más de 150 millones de dólares al año en Guinea Ecuatorial. Según su declaración, los proyectos incluyen una zona industrial en Djibloho y áreas de piscicultura en Bata, Utonde y Mbini. Sin embargo, Djibloho, presentada como la futura capital económica del país, es un monumento al despilfarro y la incompetencia: una ciudad fantasma sin actividad económica real ni perspectivas de desarrollo.
Para no quedarse corto, Teodorín añadió un supuesto proyecto agrícola “Made in G.E.” en Mongomo, Micomeseng y Río Campo, destinado a exportar productos. Pero no se necesita un análisis profundo para entender que esta es otra promesa vacía. No se trata de desarrollo ni de diversificación económica; se trata de distraer la atención y mantener a los guineanos entretenidos mientras la familia Obiang sigue saqueando el país.
Todo por los Obiang
Nada se mueve en Guinea Ecuatorial sin que los Obiang se beneficien. El jeque Ahmed Dalmook Al Maktoum, por ejemplo, es un socio clave de la familia. Asistió como invitado especial a la boda del hijo del dictador en 2020 y, meses después, firmó un acuerdo con el gobierno, no sin antes transferir un superyate a Teodoro Nguema Obiang Mangue. Es evidente que este tipo de relaciones son poco más que un disfraz para operaciones de corrupción de alto nivel.
La etiqueta “Hecho en Guinea Ecuatorial” o “Made in G.E.” es una burla al país y a sus ciudadanos. No representa desarrollo ni industria, sino el descaro de un régimen que usa estas campañas para lavar su imagen mientras destruye cualquier posibilidad de progreso. Cada proyecto fallido y cada dólar desaparecido son pruebas del desprecio absoluto que la familia Obiang tiene por el futuro de Guinea Ecuatorial.