España se quedó sin balonmano y, salvo muchas carambolas, sin Mundial. A falta de una jornada para que acabe la segunda fase, el camino de la selección en el torneo quedó abocado a un milagro después de caer de forma inapelable frente al ímpetu juvenil de Portugal. Nada más regresar del descanso, un nuevo talento de este deporte, de nombre Francisco Costa (19 años), desató un tornado en la pista de Oslo y la casa de los Hispanos voló por los aires.
Siete goles casi seguidos se apuntó el chaval —un tipo inabordable para la defensa española—, que estuvo bien secundado por su hermano Martim (22), Salvador Salvador (23) y, sobre todo, por el portero Diogo Marqués (20), el MVP del encuentro con sus 12 intervenciones. La actuación de estos tuvo un efecto devastador en la selección, sin palabra más allá de un amago final a las bravas que se estrelló, otra vez, en el cuerpo de Marqués. “Estamos fuera por méritos, no nos ha dado. Hay momentos oscuros en que cometemos muchos errores”, admitió un analítico Jordi Ribera.
La defensa española se agrietó y el ataque, a menudo ofuscado, cayó en el socavón de los débiles: las pérdidas de balón. La selección fue un equipo inconsistente que dejó escapar rápido las dos ventajas que atrapó (12-8 y 19-16), y se diluyó ante lo que le cayó encima tras el intermedio. “En cuanto se han puesto por delante, nos han aparecido las dudas”, lamentó el seleccionador. El plan kamikaze final, cuando ya no le quedaba otra (23-28 a falta de ocho minutos), no llegó a nada. Después de las dos victorias de carril frente a las débiles Chile y Japón, España no encontró más respuesta fiable que la heroica ante Suecia, lo que nunca le falla. Pero al margen de la furia, se diluyó en el desenlace con Noruega y se quedó corta con Portugal, que confirmó su ascenso a la planta noble. Había perdido 32 de los 38 duelos ante la selección, pero Portugal ya no es aquel vecino pobre. En este Mundial, sigue invicta y se estrenará en unos cuartos.
La cita, con tres parejas de hermanos (Álex y Dani Dujshebaev, Petar y Djordje Cikusa, y Francisco y Martim Costa) se presentó para ambos como una final en mitad del río, y no era una frase hecha. Para España, no ganar significaba quedarse virtualmente fuera. Y para Portugal, depender de resultados de otros. Un contexto que metió el choque en una burbuja opresiva.
Del 19-16 al 19-22
España tiró de Sergey Hernández bajo palos y del avanzado en la defensa, dos medidas que le dieron sus frutos de inicio, aunque no terminaron de echar raíces. Amagó con demarrar (del 8-8 se escapó al 12-8) gracias al buen despliegue atrás y, al fin, al despertar de Agustín Casado en ataque. A esas horas de la tarde, aún no había muchas noticias de los Costa, pero el estirón encontró réplica pronto. “En defensa hay que volver a encontrar nuestro sitio”, les reclamaba Jordi Ribera a los suyos a punto de alcanzar el descanso (16-15), al que se llegó con el fly de costa a costa entre Dani Dujshebaev y Ferrán Solé. “Nuestra primera parte fue excelente. Nos ha faltado acertar en algunos lanzamientos claros para irnos con más diferencia”, apuntó Ribera.
De la pausa regresó España con dos tantos seguidos de Álex Dujshebaev que abrió un apetitoso 19-16. Pero aquello fue engordar para morir. Y sin gran demora. De repente, irrumpió un zurdo avasallador, Francisco Costa, y un portero-pared. Entre el 19-16 y el 19-22, el joven Costa, que en la primera mitad apenas había anotado uno, se apuntó cinco tantos. Fueron nueve minutos que cambiaron el rumbo de la tarde. A partir de entonces, España se sintió desbordada, seca en ataque durante casi 10 minutos y solo encontró algún alivio con dos exclusiones lusas.
Una posición muy precaria cuyas costuras terminaron de saltar con dos goles a portería vacía: 23-28 a falta de ocho minutos. El aire mortuorio del tiempo muerto de Ribera, pese a su llamada a la esperanza, no fue más allá de un intento estéril. Se puso a tres a falta de tres minutos (28-31), pero nada. Reapareció Diogo Marqués y se acabó el debate. “Tuvimos 10-12 minutos fuera de partido y 20-30 de lucidez. Para ganar determinados encuentros, necesitas más tiempo de concentración”, asumió el seleccionador. El Mundial saluda a la efervescente Portugal y despide a la corajuda pero insuficiente España. El partido de este domingo contra Brasil (18.00, Tdp) solo quedará a título de inventario salvo una cascada de carambolas a su favor con las que nadie cuenta.
“Siempre hemos dicho que llegaría un momento en que íbamos a acusar esto de hoy. Hemos vivido una etapa muy gloriosa con cambios. Después de quedar fuera en el Europeo [de 2024], fuimos bronce en los Juegos. Hay que pensar que el equipo se va a rearmar”, concluyó Jordi Ribera.
España, 29 – Portugal, 35
España: Sergey Hernández; Solé (2), Garciandia (3), Sánchez-Migallón (-), Barrufet (3), Casado (5) y Tarrafeta (3) -equipo inicial-, Pérez de Vargas (ps), Alex Dujshebaev (4), Petar Cikusa (-), Serdio (2), Dani Dujshebaev (-), Carlos Álvarez (-), Dani Fernández (6, 5p), Djordje Cikusa (-) y Javi Rodríguez (1)
Portugal: Capdeville; Areia (3p), Kiko Costa (8), Rui Silva (2), Martim Costa (3), Fernandes (2) y Frade (1) -equipo inicial-, Marques (ps), Portela (1), Iturriza (4), Branquinho (1), Salvador (6), Sousa (-), Joao Gomes (2), Oliveira (-) y Magalhaes (2).
Árbitros: Nachevski y Nikolov. Excluyeron dos minutos a Barrufet (2), Garciandia, Dani Fernández, Casado, Sánchez-Migallón, Iturriza (2), Francisco Costa y Magalhaes.
Resultado cada cinco minutos: 3-2, 6-6, 8-8, 12-9, 14-13 y 16-15 (descanso), 19-18, 19-21, 21-22, 23-25, 25-30 y 29-35.
Unity Arena de Oslo. 2.865 espectadores