Dicen que, conforme avanza la edad, los años pasan más rápido. Sin embargo, nadie espera que los últimos seis años hayan pasado como si fueran siete. Lamentablemente, esto es lo que ha ocurrido en los hogares de adultos mayores respecto del alza del costo de vida.
Según el último informe del Índice de Precios del Adulto Mayor (IPAM) del Centro de Políticas Públicas de la Facultad de Economía y Gobierno de la Universidad San Sebastián, la diferencia acumulada en inflación desde el año 2019 entre adultos mayores y la población total alcanza hoy 2,9 puntos porcentuales. Mientras el Índice de Precios del Consumidor (IPC) -que mide el cambio en los precios para la población en general- acumuló un alza de 39,1% en casi 6 años, el costo de vida para los adultos mayores creció un 42% en igual periodo. Esa diferencia, de 2,9 puntos porcentuales, es prácticamente equivalente a la meta anual de inflación del Banco Central y similar a las tasas que veíamos antes de la pandemia.
Lo relevante de esta comparación es que, como es de esperar, la inflación no afecta de la misma forma a todos los hogares. Es por eso que este índice, el IPAM, viene a sumar un enfoque necesario en la discusión pública respecto de los efectos que tiene el alza de precios en un grupo particular de la población: los hogares donde el jefe de hogar es un adulto mayor de más de 65 años. El informe se presenta de forma mensual desde agosto de 2022 y espera contribuir a los debates sobre los ajustes en precios que puedan tener distintas políticas públicas orientadas hacia este segmento.
Además, el informe incluye un análisis por quintiles, para evidenciar los diferentes impactos que ocurren en hogares de adultos mayores según su grupo socioeconómico. Así, si revisamos las cifras acumuladas desde 2019, la diferencia acumulada de alza de precios entre los quintiles de mayores y menores ingresos alcanza 5,4 puntos porcentuales. Mientras el quintil de mayores ingresos de adultos mayores (IPAM-Q5) se enfrenta a precios que acumulan un alza general de 39,7%, los de menores ingresos (IPAM-Q1) experimentan un alza acumulada bastante mayor, de 45,1%.
La experiencia y las vivencias acumuladas por los adultos mayores son un valioso patrimonio que enriquece a nuestra sociedad. Sin embargo, la inflación, al igual que esos recuerdos, parece haberse instalado de manera permanente, pero con un impacto negativo. Por ello, es crucial que no solo consideremos el efecto general de la inflación, sino que también prestemos especial atención a cómo afecta a este grupo en particular. Solo así podremos enfrentar los desafíos que estas nuevas condiciones imponen a los adultos mayores de nuestro país y trabajar en políticas públicas que mitiguen su impacto.