Hay personas que nacen perversas desde el vientre y el entorno social de sus familias los gradúa de sabias moscas en maldad, así son esos que en el Congreso movieron los hilos mucho tiempo ¡aaah!, todos unos gánsteres. Todo era gozo infinito visto desde haciendas hechas con narcorridos, chequeras en blanco pagadas por “los pendejos”, carros, drogas, botellas y mujeres; pero fueron pedidos por el Sherrif y despertaron de sus “noches buenas”; arrecia el frío allá afuera y se oyen cadenas ¿Santa, el Krampus o la DEA?
La narcopolítica hondureña cada vez sorprende más, la historia sin fin y canción eterna, Oquelí el liberal tiró nuevas cartas, millones a los liberales de botín para poner al forajido al frente de los padres de la patria, Oliva, retumban las balas, los “cuetes” o las cadenas, ya viene el viento lo canta: “hambre voraz, Noche de paz, vas a sufrir, tratas de huir, te va a encontrar y a castigar…”
Nuestros niños lloran de frío, en toda parte, ruegan comida para “sus pascuas”, con dolor en la panza ven a otros niños, felices, ropa nueva y abrigo, Cho-cho y selfie en el trencito navideño del bulevar Morazán, clase política de mierderos, empresarios, milicos y oenegeneros, todos han nutrido como leña el fuego de la corrupción, la fábrica de miseria… Ya llegó, ya está aquí, no es Santa, el Krampus o la DEA, es el niño de la mara.
Reflexión
EL LIBERTADOR
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Tegucigalpa. Aparece en la noche siniestra, arrastrando las cadenas y cascabeles, con varas de abedul en la mano para disciplinar a los niños malos, para después llevárselos al inframundo; Krampus, es el antiSanta: pelo obscuro y largo, lengua larga y colmillos que salen de sus fauces; no está aquí para desearte nada feliz, mitad bestia, mitad demonio. “El cascabel suena al tropel, viene anunciar que va llegar, por Navidad, por Navidad, pórtate Bien o echa a correr”, suena al fondo de una vieja radio, Carol of The Bells.
Hilos mueven los niños malos en el Congreso, se han portado caprichosos y egoístas, sucumbieron al “tilín, tilín” que ahora es sonido de condena y cadena, pues nunca hay almuerzo gratis ni picardía eterna. Desde la capital de la justicia hondureña, la Corte en New York, retumba en el pechito de casi tres docenas de “madres y padres” de la Patria, que llegaron al palacio Legislativo para salvaguardar los intereses sagrados de los hondureños y terminaron embarrados en la bajeza de sus ambiciones más inferiores y hoy son llamados, y Krampus sonríe. “Ding-dong, ding-dong, Krampus llegó, hambre voraz, Noche de paz, vas a sufrir, tratas de huir, te va a encontrar y a castigar, el cascabel contra tu piel y tu temor, roomm-porron-pompom”, se escucha más cerca…
En la fría audiencia, donde cae la nieve, caen también las pruebas contra aquel diputado liberal, Midence Oquelí Turcios, otro de las decenas de inocentes aquí, y allá sin mucha casaca hasta gritaron que son narcotraficantes, habló del movimiento cadencioso que el crimen organizado hizo para colocar al también parlamentario del Partido Nacional, Fredy Najera como presidente del Congreso (también acusado por narcotráfico); sin embargo, los diputados de Libre y el PAC no aceptaron, entonces Juan Orlando (también preso por narcotráfico), propuso a Mauricio Oliva y a cambio 20 millones de regalitos para los sacrificados Liberales, que como copos de nieve en una terrible noche, cayeron derretidos por éxtasis; cielo obscuro y almas tenebrosas. Krampus viene a saciar, su voracidad esta navidad tan feliz, dulces, dulces, dulces, dulces fiestas, dulces, dulces, dulces, dulces fiestas”, no para la música, pero nadie quiere bailar ya.
En estas fechas, en la ciudad se escuchan cantos y delirios, llantos y jolgorios que brotan de los deseos de un mejor año, que el futuro siempre será mejor, “esperanza” le llaman a esa paja los cristianos y ambigüedad los filósofos, pero los angelitos que han sido nombrados por recibir regalos de los malos duendes no tendrán descanso, aunque lujosa la casa, el infierno es amplio, la mente crea imágenes falsas del presente y escenarios desde donde se ven visiones de un futuro no prometedor y el vino sabrá agrio o a hiel; la torreja tendrá alimañas asquerosas, y la sonrisa de los niños y la cola de los perros serán estorbo como quien no puede habitar en su propio cuerpo, se miran los unos a los otros y se envían textos, pero no para desear feliz Navidad –¿Viste que salió tu nombre? –Dirá uno. –¡Estoy cagado! Ya hablé con D-Chávez por refugio. –Contestará el otro. Y ambos escuchan la canción. Ding-dong, ding-dong, sangre y sudor, sazonarán tu yugular, lágrimas que calman tu sed, eres manjar tan visceral, el cascabel guinda al pastel, de colofón tu corazón”.
Y como toda elección es una decisión y siempre eso es la vida y sus consecuencias, llevar a Mauricio Oliva a la presidencia fue la piedra filosofal, la felicidad que se siente cuando los enamorados ven bajar la bola en Times Square, Nueva York, para celebrar el Año Nuevo, con un beso, a veces en la boca como símbolo de muerte en las viejas mafias. Con esto el sistema criminal llevó a que casi ocho de cada diez hondureños seamos pobres, venta del territorio, regalía de los recursos naturales a potencias extranjeras a los educados canadienses y otros parásitos extraños que se nos pegaron en el cuerpo de Estado hasta dejarnos en coma, miseria, como pueblo después de las Bananeras, donde solo los fantasmas pasean donde alguien dice “recuerdan…”, y las botellas de guaro tiradas en la tierra y debajo los huesos de campesinos que no serán hallados. Lo más importante fue que el crimen organizado encontró su arbolito de navidad, todos decoraron la mayor fiesta de los criminales y solo el empobrecido, siguió siendo empobrecido.
Como chocolatada con malvaviscos derramada sobre la mesa está la corrupción en el país, iglesias, partidos políticos, medios de comunicación tradicionales y otros no tan tradicionales, pero igualmente falsos, oenegés, empresa privada, instituciones de armas, es tanta la ambición que no cabe en un solo paquete, diputados que lo hicieron antes y que hoy continúan legislando, negociando, un Poder Judicial que duerme plácidamente como un bebé sintiendo el calor de la madre y ni los cohetes de nochebuena le despiertan. No son 30 o 100 diputados, es el sistema que ha muerto, se va y deja más desigualdad social como una Navidad que se usa solo para gastar y embriagarse, como la del Grinch, que en su justicia nunca odió la fecha, sino la hipocresía de los “quienes”, así ha muerto lo que llaman “institucionalidad” o democracia, como un reno que no puede volar, como una navidad sin estrellas o sin niños en el semáforo muriendo de frío ante la eterna indolencia de las personas y del Estado, de los funcionarios o hasta de los dioses. No, no son solo unos diputados los malos, no es que el sistema esté corrupto, es que la corrupción es el sistema. “Krampus viene a saciar su voracidad esta navidad tan feliz, dulces, dulces, dulces, dulces fiestas, dulces, dulces, dulces, dulces fiestas, el cascabel sabe a tu hiel es la señal de tu final”.
¡Feliz Navidad! Avanti.