Entusiasmado por el triunfo en Estados Unidos de Donald Trump, con quien se reunió la semana pasada, Javier Milei recibió a la premier italiana, Giorgia Meloni, y le propuso conformar, junto con otros gobiernos afines, una coalición global de ultraderecha. Según sus palabras, “una alianza de naciones libres, unidas en contra de la tiranía y de la miseria”. Ambos mandatarios se reunieron en Buenos Aires después de participar de la cumbre del G-20 en Río de Janeiro, Brasil. En una declaración conjunta en Casa Rosada, destacaron sus coincidencias ideológicas y se comprometieron a profundizar las relaciones políticas y económicas.
Meloni llegó a Argentina el martes por la tarde y compartió una cena privada con el presidente Milei. El encuentro formal se desarrolló este miércoles, en la Casa de Gobierno, donde exhibieron sonrisas, abrazos y mutua simpatía. Fue la tercera reunión entre ambos mandatarios y, como ella se encargó de recordar, la primera visita de la italiana a un presidente latinoamericano, una retribución a que Milei viajara a Roma en febrero pasado, a poco de asumir.
Después de la bilateral, los dos mandatarios encabezaron un acto ante funcionarios y periodistas. Leyeron sus respectivas declaraciones y no aceptaron preguntas de la prensa. En sus discursos, resaltaron los lazos históricos y de sangre entre Italia y Argentina. En el país sudamericano reside la mayor comunidad de italianos fuera de su país, un millón de ciudadanos, estimó Meloni.
Milei enfatizó que su Gobierno y el de Meloni son “administraciones afines” porque comparten valores que, dijo, “escasean en el mundo occidental”. Entre esos valores enumeró la defensa del comercio libre, “la propiedad privada a rajatabla” y la libertad individual “ante un sinfín de regulaciones”; la soberanía nacional “ante organismos internacionales escleróticos”; el apoyo a las fuerzas de seguridad “frente al flagelo del crimen organizado”. Luego cargó contra el feminismo: “Frente a la ideología de género […] abogamos por el respeto irrestricto del derecho a la vida y la defensa de la familia […] Y ante la enfermedad del alma que es el virus woke, nosotros pedimos restaurar el sentido común y volver a los valores que comparten la gran mayoría de los ciudadanos del mundo occidental”.
El presidente argentino opinó que Meloni y él son “castigados por el establishment” por sus “acciones y opiniones”, porque enfrentan “sin cuartel los problemas estructurales” de sus países y trabajan para “darles un horizonte de progreso a generaciones enteras”. Allí fue donde enhebró su propuesta: “Espero que a todos los esfuerzos que hacemos por separado podamos sumarle también un trabajo conjunto, colaborando entre semejantes, entre quienes tenemos objetivos comunes, no solo Italia y Argentina, sino también otros países del mundo libre, que comparten nuestros valores. Una alianza de naciones libres, unidas en contra de la tiranía y la miseria. Porque hoy Occidente está bajo un manto de tinieblas y exige que quienes defendemos la libertad, aunque todavía seamos pocos, echemos luz y marquemos el camino”.
A su turno, Meloni hizo foco en “la voluntad común de trabajar juntos, sobre todo en los principales escenarios internacionales” y enumeró “puntos de vista en común”: “Ucrania; Medio Oriente y también la crisis que está atravesando Venezuela” —apuntó contra Nicolás Maduro y reconoció a Edmundo González Urrutia como “presidente electo” de ese país—. La mandataria italiana dijo que coincide con Milei en “defender la libertad de Occidente”, “la igualdad entre las naciones” y “los sistemas democráticos”.
También explicó que acordó con el presidente argentino avanzar en “la colaboración política” y que, para eso, elaborarán “un plan de acción Italia-Argentina 2025-2030 que identifique sectores principales para la colaboración bilateral”. Otro punto destacado por Meloni fue el compromiso en “la lucha contra la criminalidad organizada”, para lo que ofreció la experiencia de su país en métodos de investigación y enfoque jurídico: “Estamos determinados a luchar contra el narcotráfico, la corrupción, el lavado de dinero, la infiltración del sistema económico y social y el tráfico de personas”, afirmó. Finalmente, abordó la cuestión económica y señaló que 300 empresas italianas, con 16.000 empleados, están en Argentina. Meloni se esperanzó en que “las políticas valiosas de liberalización del mercado para apoyar las inversiones que el presidente Milei está llevando adelante pueden abrir nuevas oportunidades”.
El cierre del encuentro entre los mandatarios encontró a Milei y Meloni sonriendo asomados en un balcón de la Casa Rosada, mirando a la histórica Plaza de Mayo. Para el argentino fue también el cierre de una semana en la que pudo mostrarse como lo que busca ser, un líder de la ultraderecha global, en una seguidilla que incluyó su paso por la cumbre del G-20 y reuniones con Donald Trump, Emmanuel Macron y Xi Jinping.
Suscríbase aquí a la newsletter de EL PAÍS América y reciba todas las claves informativas de la actualidad de la región.