La familia Nsue Okomo, liderada por Constancia Mangue Nsue Okomo (quien realmente ejerce el poder detrás de Teodorin OBiang), ha logrado consolidarse como una de las familias más poderosas y temidas en Guinea Ecuatorial, superando en control a casi cualquier otra facción dentro del régimen, incluida la propia familia y aliados de Teodoro Obiang Nguema Mbasogo. Su influencia se extiende más allá de los ámbitos políticos y económicos, convirtiéndose en una verdadera dinastía del miedo y la opresión. Su poder no solo se mantiene a través de las instituciones políticas, sino mediante una red de corrupción y abuso sistemático que ha alcanzado todos los rincones del país. Los miembros de esta familia no son solo políticos; son también figuras de la cultura, particularmente a través de la música, que se ha convertido en un vehículo más para perpetuar su dominación.
Esta familia de cantantes, inmersa en el terror y la corrupción, ha logrado tejer una red de influencia que no tiene rival en Guinea Ecuatorial. Son una de las familias más temidas, no solo por su poder político, sino por su capacidad para manipular a la población a través de su música y su imagen pública. En muchos sentidos, representan una extensión directa de la propia dictadura de Teodoro Obiang, pero con una capacidad adicional para controlar las emociones y el pensamiento de las masas. Como una nueva aristocracia del terror, la familia Nsue Okomo está dispuesta a seguir con la opresión y el saqueo del país, mientras esperan pacientemente el momento de tomar el poder absoluto, de la mano de su legado de abuso y miedo.
A pesar de que el régimen de Teodoro Obiang Nguema es conocido por su brutalidad, represión y saqueo, la familia Nsue Okomo ha logrado posicionarse como una de las facciones más terroríficas del aparato de poder, después de los propios Obiang. Sus miembros, en su mayoría conocidos cantantes como el mismísimo Teodoro Nguema Obiang Mangue, utilizan su fama y recursos para reforzar su posición política y económica, mientras simultáneamente manipulan a la población con su imagen pública. Esta familia, con su combinación de arte, cultura y poder, es un verdadero símbolo de la perversión del régimen: un régimen que ha logrado entrelazar el control de las instituciones con el dominio sobre el entretenimiento y los medios de comunicación, todo bajo la égida de una monarquía dictatorial que no duda en utilizar todos los recursos posibles para mantener su tiranía.
Lo más descarado es la contradicción flagrante con la retórica oficial del régimen, que, bajo el pretexto de combatir el nepotismo, en realidad sigue practicando este mismo vicio de manera masiva y sin pudor. Teodoro Obiang Nguema, cuyo nombre artístico es Teddy, quien públicamente predica la prohibición del nepotismo en su gobierno, es el primero en colocar a su propia familia en las posiciones de poder más estratégicas. El nombramiento de Teodoro Nsue Oyono Okomo (Rocky), hermano pequeño de Victor Nsue Oyono Okomo (Kicko B), como Director General Adjunto de Seguridad Nacional en la Región Continental, es solo la punta del iceberg. Teodoro Nsue Oyono es hijo de Victoriano Bibang Nsue Okomo (alias Efa Mba, patriarca de los cantantes Okomo), el Ministro de Defensa Nacional, cuyo imperio familiar parece estar más centrado en garantizar su propia perpetuidad en el poder que en el bienestar de la nación.
Además, es crucial mencionar a Victor Nsue Oyono (Kicko B), quien actualmente ocupa el puesto de Director Comercial de Gepetrol Servicios, consolidando aún más el poder de la familia dentro del sector energético. Su posición le permite no solo enriquecer a la familia, sino también asegurarse de que las decisiones estratégicas en el sector energético favorezcan los intereses familiares. Kicko B, conocido cantante, continúa siendo una figura prominente en la música y la política, lo que refuerza aún más el control que la familia Nsue Okomo ejerce sobre los recursos más codiciados de Guinea Ecuatorial.
Teodoro Biyogo Nsue Okomo, uno de los personajes más temidos dentro del círculo cercano a su hermana Constancia, es no solo un conspirador clave del régimen, sino también un cantante cuya figura se asocia directamente con la decadencia moral y la impunidad que caracteriza al régimen. Junto a sus hermanos, todos vinculados a la música y al poder, Teodoro Biyogo forma parte de un clan musical que no solo lleva la voz de la opresión, sino que también utiliza su influencia para fortalecer la red de corrupción y control político del país.
Una de las figuras más destacadas en este conglomerado de poder y cultura es Cándida Okomo Nsue Mensa, hija de Teodoro Biyogo Nsue Okomo, quien no solo ejerce como Directora General Adjunta de Gepetrol, sino que también sigue los pasos de su familia en la música. Cándida, al igual que su padre, sus tíos y primos, es cantante, un elemento más en la maquinaria de manipulación de las masas que utiliza el entretenimiento como una forma de distracción mientras la familia Okomo se adueña de los recursos del país. Su posición en Gepetrol, la empresa estatal petrolera, le permite controlar uno de los activos más importantes de Guinea Ecuatorial, mientras simultáneamente actúa como una cara pública para la perpetuación de un régimen corrupto y despótico.
Por último, no podemos pasar por alto la supuesta caída en desgracia de otro miembro destacado de la familia, Cándido Nsue Okomo, ex Director de Gepetrol. Apartado del poder por sus problemas con la justicia española, donde enfrenta acusaciones de corrupción y malversación de fondos, Cándido ha sido una pieza clave en la administración del saqueo de los recursos naturales del país. A pesar de su caída ante la justicia, sigue moviendo los hilos del poder desde las sombras, gracias a sus conexiones dentro del régimen. Aunque su carrera política se ha visto empañada por escándalos de corrupción internacional, sigue siendo una figura importante dentro de la familia y continúa influyendo en las decisiones que afectan al país. Cándido, al igual que los demás miembros de la familia, es también cantante.
Teodoro Nguema Obiang Mangue: La farsa del poder en Guinea Ecuatorial
Detrás de toda la fanfarronería de Teodoro Nguema Obiang Mangue, conocido como Teodorín, como el supuesto adalid del poder en Guinea Ecuatorial, se esconde una figura aún más poderosa: su madre, Constancia Mangue Nsue Okomo. Ella es la verdadera dueña del poder en el país, moviendo los hilos desde las sombras y maniobrando con astucia para asegurar que el control absoluto no se escape de sus manos. A pesar de que Teodorín ostenta el cargo de vicepresidente de la República, encargado de la Defensa y la Seguridad del Estado, es evidente que su verdadero papel es más simbólico. Constancia Mangue, en cambio, ha declarado una guerra férrea contra los hijos de sus rivales dentro de la familia Obiang, especialmente contra los hijos de otras mujeres del dictador, buscando eliminar cualquier posibilidad de competencia en la lucha por el poder.
La persecución y el cese de los puestos dominantes de los otros hijos de Obiang no es en absoluto un accidente. Esta estrategia responde a un plan calculado por Constancia Mangue Okomo para hacerse con el control total del país, sin tener que compartirlo con los otros descendientes del dictador ni con las numerosas mujeres que han sido parte de su vida. La eliminación de rivales dentro de la familia no solo asegura el monopolio del poder para ella, sino que también prepara el terreno para la perpetuación del régimen bajo su mando, en lugar de bajo el de Teodorín o cualquier otro de los hijos de Obiang. De este modo, a pesar de que la retórica oficial del régimen afirma que Teodorín está a la cabeza del país, en realidad es su madre quien se ha asegurado de que el poder siga siendo suyo, en una operación silenciosa, pero implacable.
Los Nsue Okomo, en conjunto, representan la desgracia de Guinea Ecuatorial. Son parte integral de un sistema de corrupción y opresión que ha devastado al país y ha sumido a su población en la miseria. Su control sobre el aparato político, económico y cultural del país les ha permitido mantenerse en el poder a lo largo de los años, pero su legado de abuso, corrupción y violaciones a los derechos humanos es una marca imborrable en la historia de Guinea Ecuatorial. Como una familia de terror, su influencia no solo es un lastre para el presente, sino una amenaza constante para el futuro del país.
La ley del fratricidio: Un modelo de poder en las sombras
Constancia Mangue Okomo, con su habilidad para maniobrar y eliminar a los posibles competidores dentro de su propia familia, ha adoptado un enfoque de poder que recuerda a las antiguas prácticas de los imperios romanos y otomanos. En estos imperios, los sultanes y emperadores no dudaban en eliminar a sus hermanos o familiares cercanos para consolidar su dominio, no mediante el derramamiento de sangre, sino a través de tácticas de exclusión, despojo de poder y aislamiento. Es lo que se conoce como la «ley del fratricidio», una estrategia cruel que se aplicaba sin necesidad de asesinatos directos, sino simplemente asegurando que ningún hermano, sobrino o pariente tuviera suficiente poder para desafiar al monarca en turno.
Constancia Mangue Okomo parece haber adoptado este modelo ancestral, al eliminar sistemáticamente a aquellos que podrían amenazar su ascenso total al poder. Mientras su hijo, Teodorín, es la figura pública que representa la continuidad del régimen, es su madre quien, en las sombras, gestiona el verdadero control del país. Su habilidad para manejar las intrincadas redes de poder y la persecución de los «hermanos» rivales en la familia Obiang refleja la misma lógica fría y calculadora de los sultanes otomanos, que preferían.