Las activaciones del protocolo de acoso escolar de Canarias se han triplicado en solo dos semanas; pasando de las 47 de hace unos días a las 151 actuales. De las solicitudes planteadas por las familias en este curso, se están investigando 122 y, de momento, no se ha confirmado ningún caso de acoso.
Desde la Consejería de Educación del Gobierno regional, se atribuye este aumento a la mayor sensibilidad de las familias tras la muerte de la adolescente sevillana Sandra Peña y a que son cada vez más las que conocen la existencia del protocolo.
En el curso 2024/25, se ratificaron 39 casos de acoso entre los 216 planteados. Tras estas denuncias suele haber conflictos reales que son abordados, incluso con medidas disciplinarias. Sin embargo, solo algunos encajan en la definición de acoso escolar.
Un asunto que no es cosa de niños
Este jueves, se conmemora el Día Internacional contra la Violencia y el Acoso Escolar, un problema que trasciende las aulas.
Lo sabe muy bien Laura Fernández, madre de Lucía, la niña de 12 años que se quitó la vida en Puerto de la Cruz en febrero de este año. Poco después, en marzo, se organizó una concentración para rechazar la violencia en las aulas. Fue allí donde nació la plataforma Rompe el Silencio que encabeza Fernández. «Nos dimos cuenta de que habían venido muchos niños y familias diciendo que sufrían bullying. Sentimos que había que hacer algo», señala la portavoz de la plataforma que agrupa a una treintena de familias.
Desde entonces, celebran concentraciones trimestrales para recabar firmas e impulsar una iniciativa legislativa popular. Su objetivo, modificar la normativa vigente para que «se proteja de manera urgente y efectiva» a quienes sufren acoso y «nuestros menores estén seguros en los entornos educativos», explica.
La portavoz no confía en la eficacia del sistema actual. Relata que advirtió al centro educativo del acoso que sufría su hija, pero no se adoptaron medidas. «Activaron el protocolo antisuicidio, pero no el antiacoso», asegura.
Distancias cortas, mayor riesgo
Muchos padres y madres se sienten desesperados sin saber a quién recurrir. «Rompe el Silencio nació por la necesidad de darles respuesta», asevera Fernández, quien el 28 de octubre, en la concentración por la muerte de la niña sevillana Sandra Peña, se encontró con una larga cola de padres y madres que buscaban orientación. «El acoso escolar no deja de aumentar; cada día hay más gente que necesita ayuda», afirma.
Según Fernández, la insularidad agrava el bullying porque las distancias se reducen y no hay separación física entre víctimas y acosadores. «De nada sirve que el menor cambie de centro; lo siguen buscando», recuerda, aludiendo a que Lucía repitió un curso de primaria, pero sus acosadores, ya en el instituto, seguían acudiendo al colegio para intimidarla.
Esta realidad se suma al ciberacoso, que aumentó la angustia de su hija. «Lucía solo tuvo un móvil cuatro meses. Sufrió bullying en el colegio, fuera de él y en las redes sociales», lamenta.
Concienciación ciudadana
Cada tres meses participa en las concentraciones que se celebran en el Puerto de la Cruz para impulsar un cambio legislativo y, sobre todo, concienciar a la ciudadanía. «No solo lo hacemos para recoger firmas, sino para que la gente no olvide que el bullying mata».
Allí instalan una mesa informativa con un mosaico que reúne los rostros y nombres de 17 adolescentes de España que se suicidaron para evitar el sufrimiento del acoso escolar. «Hay muchos más casos. Mostramos a estos chicos y chicas porque tenemos el permiso de sus padres. Por desgracia, tendremos que aumentar las fotos para incluir a Sandra, de Sevilla, y a Daniel, de Lleida, pero hay muchos más», lamenta Fernández.
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Solicitud del protocolo
En lo que va de curso, en Canarias se ha solicitado la activación del protocolo en 151 ocasiones -
Casos activos
Actualmente hay 122 casos activos, es decir, que se están analizando con los pasos previstos en el protocolo -
Ninguno reconocido
En este curso no se ha confirmado ningún caso. En el de 2024/25 se ratificaron 39 casos -
Líder
Según el informe PISA 2022, el 10% del alumnado de 15 años sufre acoso, lo que sitúa a Canarias a la cabeza del país
Tanausú Hernández, presidente de Voces Valientes.
Voces Valientes asiste en cuatro meses a 179 familias con un abogado, una psicóloga y dos trabajadores sociales
Tanausú Hernández preside Voces Valientes, un colectivo nacido en Gran Canaria para atender los casos de bullying hace solo cuatro meses y cuyo detonante fue la muerte de Lucía, la niña tinerfeña con autismo que se quitó la vida el pasado mes de febrero al no poder soportar el acoso que sufría en distintos ámbitos.
Desde el verano hasta ahora, sus integrantes han notado que la asociación era muy necesaria. En un corto periodo de tiempo, unas 180 familias de casi todo el archipiélago han pedido ayuda al colectivo para saber qué hacer ante el acoso escolar o el ciberacoso de los menores.
«Trabajamos mucho. Nos ha llegado una oleada de peticiones y, la verdad, nos cuesta un poquito atenderlas a todas», comenta Hernández, portavoz de un equipo formado por una psicóloga, un abogado y dos trabajadoras sociales que prestan su ayuda y su tiempo de forma altruista. «No tenemos subvenciones ni nada. Lo hacemos de corazón», añade Hernández sobre la nueva asociación.
En principio, la intención era formar al profesorado y a las familias sobre lo que es el bullying; de esa forma, no tendrían miedo de activar el protocolo cuando fuera necesario, relata Hernández.
En todo caso, el fundador de Voces Valientes asegura que el acoso no solo se produce en los colegios y que la gravedad del asunto está tomando tintes más preocupantes aún, porque el hostigamiento ya está llegando al terreno sexual.
Ante tanta demanda, el colectivo planea hacer reuniones familiares para abordar este asunto, informarles y crear una red de apoyo. La primera, formulada como un picnic, se realizará el domingo 9 de noviembre, de 12.00 a 16.00 horas, en el parque del Estadio Insular, en la capital grancanaria.


