Los puertos de Bata y Malabo, considerados uno de los motores económicos clave de Guinea Ecuatorial, se encuentran en una crisis de gestión sin precedentes que refleja una serie de deficiencias estructurales y operativas. Sin embargo, más allá de los errores administrativos y financieros, esta situación no es un fenómeno aislado, sino que se inserta en un patrón más amplio de corrupción y mal manejo que ha caracterizado a la administración de los puertos del país durante más de 38 años. La familia del dictador Teodoro Obiang Nguema ha sido cómplice y beneficiaria de este saqueo sistemático, con la complicidad de figuras clave como José Eneme Obama (Chele) y los hijos del dictador, María Luisa Mangue Obiang Saw, Inocencio Ngomo Obiang y Alberto Ndong Obiang Lima, quienes han controlado y explotado los recursos portuarios a su favor.
En un reciente informe de la filial de PricewaterhouseCoopers en Guinea Ecuatorial sobre la gestión de los puertos, se han identificado graves irregularidades que afectan sus operaciones. En primer lugar, la situación jurídica de los puertos sigue sin aclararse, lo que genera incertidumbre en su administración y complica cualquier intento de reformarlo o mejorarlo. Además, la falta de manuales de procedimientos administrativos y contables evidenciaron la ausencia de una estructura organizada, lo que favorece la opacidad y la mala praxis.
El procesamiento manual de nóminas y transacciones, un sistema obsoleto y propenso a errores, afecta a aproximadamente 1000 empleados, lo que refleja un nivel de ineficiencia que sería inadmisible en cualquier otra empresa o institución pública. La falta de documentación en transacciones de reintegro y transferencia bancaria también es alarmante, ya que implica un manejo irresponsable de los fondos públicos y abría la puerta a la corrupción. La carencia de hojas de datos para el equipo operativo, junto con la ausencia de software para la gestión de activos fijos y mantenimiento, no solo ponía en peligro la operatividad del puerto, sino que también reflejaba un abandono de la infraestructura y los recursos materiales que deberían ser gestionados de manera eficiente y transparente.
Lo que podría parecer una serie de fallos administrativos aislados en la gestión del Puerto de Bata, en realidad formaba parte de un patrón sistemático de saqueo de los recursos portuarios en Guinea Ecuatorial. Desde la llegada al poder de Teodoro Obiang Nguema en 1979, los puertos del país han estado bajo el control de su familia, que ha utilizado estos activos estratégicos como una fuente constante de enriquecimiento personal. José Eneme Obama (Chele) fallecido el 17 de octubre, era uno de los personajes clave dentro del círculo de poder cercano a Obiang,jugó un papel central en la gestión de los puertos. Junto con los hijos del dictador —María Luisa Mangue Obiang Saw, Inocencio Ngomo Obiang y Alberto Ndong Obiang Lima—, han sido cómplices del saqueo de los puertos, gestionando recursos y contratos de manera completamente opaca. La administración de estos puertos ha estado marcada por la falta de transparencia, el desvío de fondos y la contratación de obras e infraestructura sin la debida justificación o documentación técnica.
Durante décadas, esta familia ha acumulado riquezas a través de contratos inflados, la manipulación de las adquisiciones y el control de las operaciones portuarias. La situación de los puertos no es más que un reflejo de este modelo de gestión corrupto que ha prevalecido en el país bajo el mandato de Obiang, donde la riqueza de la familia presidencial se ha construido a expensas de los recursos del Estado.
Teodoro Nguema durante la investidura de Recep Tayyip Erdogan
El régimen de Obiang entrega el control a empresas extranjeras
Ante la desastrosa gestión de los puertos de Guinea Ecuatorial, el régimen de Teodoro Obiang y su familia han tenido que reconocer su fracaso y entregar el control de los puertos más importantes del país a empresas extranjeras. En un intento por maquillar la situación sin responsabilidad alguna de aquellos que arruinaron los puertos, el gobierno lanzó una supuesta licitación pública para la rehabilitación, modernización, ampliación, operación y mantenimiento de los puertos de Bata y Malabo. A la licitación se presentaron dos empresas: la turca Albayrak y la filipina International Container Terminal Services, Inc.
Según ha podido confirmar Diario Rombe, la propuesta de la empresa turca fue de 285.299.076 dólares, desglosados en 180.242.966 dólares en equipos y 105.056.110 dólares en infraestructuras. Además, Albayrak presentó un proyecto para la construcción de un puerto seco en Ebebiyin, feudo político de la familia Engonga Edjo con una inversión de 21.584.310 dólares. Por otro lado, la propuesta filipina resultó ser considerablemente inferior, con una inversión en equipos de solo 25 millones de dólares, una cifra que el régimen consideró irrisoria en comparación con la oferta de los turcos, quienes mantienen estrechos vínculos con los socios comerciales de la familia Obiang.
De acuerdo con la misma fuente consultada por Diario Rombe—que ha solicitado permanecer en el anonimato—, la oferta turca fue finalmente aceptada por la familia Obiang. La razón detrás de esta elección fue clara: mientras que los filipinos querían hacerse con el control total de los puertos, pagando únicamente regalías al Estado, los turcos aceptarían una participación del 51% en el negocio, dejando al Estado con el 49%. Sin embargo, este 49% estaría bajo el control directo de la familia Obiang, garantizando que, aunque aparentemente el régimen cediera parte del control, la verdadera gestión seguiría en manos de los mismos actores corruptos de siempre.
La empresa mixta
Según ha podido confirmar Diario Rombe a través de fuentes cercanas al gobierno de Guinea Ecuatorial, el Grupo Albayrak, propiedad de una de las familias empresariales más influyentes de Turquía, y el gobierno de Guinea Ecuatorial, representado por Holding Guinea Ecuatorial S.A, han llegado a un acuerdo para crear una empresa mixta con el objetivo de actuar como concesionaria y aprovechar los beneficios de la licencia otorgada en virtud del contrato de concesión firmado el jueves 14 de noviembre. Con un capital social de 100.000.000 FCFA, el Grupo Albayrak controlará el 51% de las acciones y asumirá la presidencia del consejo de administración, consolidando su poder sobre uno de los activos más estratégicos del país: los puertos de Guinea Ecuatorial.
Este acuerdo refleja, una vez más, el patrón de decisiones erróneas y desastrosas de la gestión del régimen de Teodoro Obiang. Mientras el país sigue siendo saqueado por un pequeño círculo de poderosos ligados al dictador, el gobierno guineano cede recursos fundamentales a intereses extranjeros, dejando a su pueblo sin voz ni participación en el desarrollo de su propia economía. Holding Guinea Ecuatorial S.A., una entidad pública que debería ser responsable de diversificar y fortalecer la economía nacional, está bajo el control de la familia Obiang, lo que convierte a esta «empresa mixta» en una farsa. En lugar de promover un verdadero desarrollo económico, este acuerdo reafirma el modelo extractivista y clientelista que ha prevalecido durante décadas en el país.
El Grupo Albayrak no solo es un actor clave en la economía turca, sino que su vinculación con Berat Albayrak, exministro de Energía y Finanzas y yerno de Recep Tayyip Erdoğan, demuestra aún más el carácter oportunista de este acuerdo. Al entregar el control de los puertos a un conglomerado extranjero, el gobierno de Guinea Ecuatorial está hipotecando el futuro del país, asegurando que los beneficios de su infraestructura estratégica sigan fluyendo hacia fuera, mientras el pueblo guineano sigue relegado a la pobreza y la exclusión.
Este tipo de decisiones, profundamente dañinas para la soberanía y el desarrollo de Guinea Ecuatorial, no solo reflejan una falta de liderazgo, sino también una traición flagrante a los intereses nacionales. La concesión de recursos clave a actores foráneos, bajo la dirección de una élite corrupta, es una receta segura para el empobrecimiento y la dependencia perpetua.
Un contrato peligroso y beneficioso sólo para la familia Obiang
El gobierno de Guinea Ecuatorial y los representantes del Grupo Albayrak firmaron ayer un contrato de concesión para la rehabilitación, modernización, ampliación, operación y mantenimiento de los puertos de Bata y Malabo. A pesar de las claras advertencias de los abogados del Estado, que sugirieron limitar la concesión a un máximo de 5 años para proteger los intereses nacionales, el contrato ha sido firmado por 25 años, un acuerdo que no solo pone en riesgo el futuro de los puertos, sino que refleja la continua entrega de los recursos del país a manos extranjeras y a los intereses de la familia Obiang.
La justificación oficial, dada por los asesores del hijo del dictador, es que el contrato de concesión puede extenderse hasta 30 años si el inversor necesita recuperar su inversión. Sin embargo, esta explicación, además de vacía, no es más que una excusa para justificar un contrato desproporcionado y altamente beneficioso para los socios comerciales de la familia Obiang. El argumento de que la normativa de la CEMAC permite estos plazos se utiliza como una cortina de humo para ocultar lo que realmente está sucediendo: el saqueo sistemático de los recursos del país bajo la fachada de “inversión extranjera”.
Es importante destacar que el contrato será revisable cada 5 años, pero este detalle no cambia la realidad de fondo: los puertos, activos clave de Guinea Ecuatorial, quedan fuera del control efectivo del Estado y bajo la influencia de una empresa turca, que actúa como socio privilegiado del régimen. Este tipo de acuerdos son la norma bajo un gobierno que ha demostrado ser incapaz de proteger los intereses nacionales y que, una vez más, prefiere beneficiar a sus aliados y familiares a costa de la soberanía y el bienestar de la población.
El plazo de 25 años no solo es excesivo, sino que representa un nuevo capítulo en la historia de la corrupción y el nepotismo que ha caracterizado el gobierno de Teodoro Obiang. Los puertos de Bata y Malabo, que deberían ser una fuente de desarrollo y bienestar para el país, están siendo entregados a una empresa extranjera con la que la familia Obiang sigue compartiendo beneficios y control. Esta decisión no es solo una traición a los intereses del pueblo, sino una prueba más de que el régimen sigue utilizando los recursos del país como un botín personal.
En la mayoría de los países del mundo, los puertos clave son de propiedad pública y gestionados por autoridades portuarias vinculadas a gobiernos municipales, regionales, estatales o nacionales. Estas entidades tienen la responsabilidad de gestionar, administrar y desarrollar la infraestructura portuaria, además de regular y promover el comercio y el transporte marítimo. Sin embargo, en Guinea Ecuatorial, bajo el liderazgo de Obiang, la gestión de los puertos clave ha tomado un rumbo completamente erróneo y peligroso.
El régimen ha cedido el 51% de los puertos de Malabo y Bata a una empresa privada extranjera de origen turco, sin vínculos con el país ni justificación plausible. Esta decisión no solo es un acto de irresponsabilidad, sino un error estratégico grave. Mientras que otros países mantienen el control de sus puertos como activos nacionales esenciales, Obiang ha decidido poner en manos extranjeras una infraestructura que es vital para la seguridad y la estabilidad del país. El modelo adoptado por Guinea Ecuatorial contrasta abismalmente con el de naciones que protegen sus activos estratégicos.