La vitamina D es una de las sustancias más importantes para el bienestar general, pero sorprendentemente, una gran parte de la población mundial sufre de su deficiencia, especialmente en áreas urbanas y regiones con poca exposición solar. Esta carencia no solo afecta la salud ósea, sino que también se asocia con una serie de problemas físicos y emocionales que pueden alterar la calidad de vida.
¿Por qué es peligrosa la falta de vitamina D?
La vitamina D es esencial para la absorción de calcio, lo cual es crucial para la fortaleza de los huesos. Sin suficiente vitamina D, el cuerpo no puede procesar adecuadamente el calcio, lo que aumenta el riesgo de enfermedades óseas como la osteoporosis y el raquitismo en los niños. Además, la deficiencia de esta vitamina se ha vinculado con un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares, trastornos autoinmunitarios, fatiga crónica, debilidad muscular e incluso depresión.
¿Cómo obtener suficiente vitamina D?
La forma más natural de obtener vitamina D es a través de la exposición solar. Sin embargo, factores como la ubicación geográfica, el uso de protector solar y el estilo de vida urbano pueden limitar la cantidad de esta vitamina que el cuerpo produce de manera natural. Afortunadamente, también se puede obtener de ciertos alimentos como el pescado graso, las yemas de huevo y el hígado. No obstante, en casos de deficiencia grave, los suplementos de vitamina D son una opción recomendada por los profesionales de salud.
Recomendaciones diarias
Niños menores de 12 meses: 400 UI al día
Adultos de 1 a 70 años: 600 UI al día
Personas mayores de 70 años: 800 UI al día
Para evitar consecuencias graves, es fundamental que las personas se realicen chequeos médicos regulares para monitorear los niveles de vitamina D y adoptar medidas preventivas si es necesario.