Mariano Jane SOA (Sin otro apellido) nació libre, aunque del vientre de una esclava. Después de trabajar en disímiles oficios hasta casi quedar sin huellas digitales, llegó a ser jefe de reparación de vías de la Estación de Ferrocarriles de Artemisa.
Hablaba perfectamente el inglés y podía conversar con fluidez y argumentos sobre temas diversos. Por desempeñar esa responsabilidad residió hasta el último de sus días en el llamado barracón vivienda, ubicado frente y a la derecha, a unos 100 metros de dicha estación.
Construido en 1904, un año después de inaugurada la estación, el barracón, con 120 años a cuestas, se mantiene en pie, impresionante y hermoso. Su estructura de madera, con techo de tejas, ha resistido el paso del tiempo y los ciclones, pero se ha resentido y ya deja ver el puente de acceso y los cimientos afectados, así como partes podridas en paredes y cubierta.
Noemí Jane Álvarez, nieta de Mariano y residente de la vivienda hace más de 20 años, explica que resulta demasiado cara su reparación y no tiene cómo asumirla. “Me duele ver cómo avanza el deterioro de una edificación con gran valor patrimonial. Ni la dirección de Vivienda, ni la de ferrocarriles, aunque ya mi casa no pertenece al sector, han mostrado preocupación por el inmueble”, afirma.
Lo que sucede con el barracón vivienda donde vive, es solo una muestra del estado de desidia y deterioro progresivo, por el que atraviesan estaciones con valor patrimonial, como las de San Cristóbal y Candelaria. Amén del trabajo que deben realizar para su conservación las instancias de Vivienda, Planificación Física o Patrimonio; son responsabilidad, en primer lugar, de la Unidad Empresarial de Base (UEB) Ferrocarriles Pinar Río.
Más allá del barracón, la propia estación de trenes de la Villa Roja se encuentra en deplorable estado, apuntalada, con filtraciones y entablado, con vigas y viguetas podridas en la cubierta y puertas rotas. Mejor conservados se ven los locales de la estación entregados como vivienda a trabajadores necesitados, pero que mantienen su condición de medios básicos de la UEB.
Uno de estos casos es el de Eduardo Salcines Lazo, trabajador hace 42 años en este lugar, con alto sentido de pertenencia y quien al igual que el Jefe de Estación, Wilfredo Miranda Arrebato, muestra disgusto y preocupación por el estado de abandono en que se encuentra el local de hospedaje, los baños, la nave de lo que otrora fue la base de carga y descarga de mercancías y los viejos tanques de agua.
“No contamos con recursos para dar solución a estos problemas, comenta el jefe de estación. Algunos daños de la infraestructura se agudizan a diario, como ocurre con la pintura y el falso techo. Por estos días que tenemos más salidas y llegadas de trenes hacia y desde Los Palacios, López Peña, Pinar del Río y La Habana, hay mayor afluencia de público y gran parte del techo está podrida. Cuando llueve afloran los salideros y la estancia es incómoda y peligrosa, de ahí los constantes reclamos de los viajeros”.
Candelaria aun peor
El Doctor Sergio Márquez Jaca ha vivido siempre a unos 20 metros de la Estación de Ferrocarriles de Candelaria, cerrada desde el paso del huracán Gustav, en el año 2008. Allí el estado constructivo es más desolador.
“Mi identidad local, asegura Márquez Jaca, parte de mi casa, de mi familia y se reafirma en las vivencias que tengo de este sitio donde se conocieron mis padres, pues el viejo vino desde Pinar del Río a trabajar para acá. De entonces a hoy, el cambio es abismal y deprimente. Sin ir muy lejos, en el año 1998, se filmaron aquí algunas escenas de la película cubana Mambí; todavía estaban en pie el barracón vivienda del jefe de reparación de vías, la rampa para subir y bajar ganado, la caseta original del carro de reparaciones y la terminal cuya fachada era una joya. Pero el tiempo y el abandono han hecho lo suyo y veo más cerca el derrumbe del techo que su reparación”.
Muy parecida es la opinión de Luis Manuel Mesa Vázquez, conocido por Loche, con 56 años de trabajo al servicio del ferrocarril. “Lastima y molesta más el estado de la estación porque un día se hicieron los trámites, estuvieron listos los materiales cuando solo requería un mantenimiento y por diferentes motivos nunca vino la brigada a ejecutarlo. Los materiales fueron a parar a otra estación y siguió avanzando el deterioro”.
A la hija de Loche, Belkis Mesa Ajete, le sucede lo mismo que al Doctor Márquez Jaca. Por razones familiares toda su vida ha transcurrido cerca de la estación, donde hace tiempo se desempeña como Operadora y también reside en uno de sus locales. “A este sector agradezco mucho de lo que soy, mi vida laboral, gran parte de mis amigos y la posibilidad de una vivienda. Por eso me entristece ver la incomodidad de los viajeros, de pie, al sol y a veces expuestos a la lluvia. Además de la pena que siento al ver cómo no llegan las acciones constructivas que la salven y todos los días está más cerca la caída del techo”.
San Cristóbal, un panorama similar
En San Cristóbal se replica la historia, pues persisten los mismos problemas con la conservación y también se dieron dependencias del viejo paradero de trenes (data de 1908), como vivienda a trabajadores del sector ferroviario. En este caso hubo acciones de mantenimiento a finales de la primera década de este siglo y parecía que perduraría el confort, pero en poco más de diez años, ha vuelto a deteriorarse a un ritmo acelerado.
También fue a inicios de esta centuria que Polo Montañés escogió el andén de la terminal de trenes de San Cristóbal para filmar uno de sus gustados video clips. Lejos estaban de pensar el cantor, su cuerpo de baile y el equipo de producción, que aquel se convertiría en un paraje como el que exhiben los filmes del oeste, intimidante, tenebroso pudiera decirse, si se tienen en cuenta las abarcadoras enredaderas que apenas dejan ver el cercado perimetral, los fragmentos de la cubierta en franco desbarate, apocalípticos y rústicos letreros de color negro con calavera incluida, que gritan a los viajeros el peligro de derrumbe y un cierre de portal con un alambre de púas.
Los responsables tienen la palabra
La UEB Ferrocarriles Pinar del Río, tiene a su cargo la red de estaciones y vías férreas, desde Guane, en el profundo vueltabajo pinareño, hasta Güira de Melena. Yusenia Llinás Balbón, directora de esta entidad, afirma que en condiciones muy similares están otras de sus dependencias y que las proyecciones se encaminan a darle solución, por etapas, dependiendo de la situación económica del país.
“Estamos trabajando en una propuesta de proyecto que se presentará al Fondo de Desarrollo del Transporte de nuestro Ministerio, con tal de obtener los fondos necesarios e intervenir en estas instalaciones. Marchan en la avanzada los proyectos de Los Palacios y San Luis, en Pinar del Río. Más adelante se le dará salida a estas tres y a otras estaciones de la provincia de Artemisa”, informó.
Esperemos que fructifiquen y bien pronto estas gestiones para que vengan a tiempo recursos y hombres a socorrer las estaciones de Artemisa, Candelaria y San Cristóbal. Su historia y valor patrimonial lo merecen. Ojalá cuando llegue la ayuda todavía estén en pie.