Armengol: “El Congreso ha de parecerse más a la sociedad a la que representa, ha de imbuirse de la paz social”
La socialista Francina Armengol, presidenta del Congreso y tercera autoridad del Estado, ha comenzado su discurso del Día de la Constitución con un recuerdo a las 230 víctimas mortales de la dana y las cuatro personas que aún siguen desaparecidas. La tarea de reconstrucción posterior a esa tragedia, ha afirmado, es el mejor ejemplo de que los españoles han de “mantenerse unidos”. “El Estado somos todos y todas. La sociedad necesita que estemos a la altura”, ha dicho.
Estar a la altura en 1978, cuando se alumbró la Constitución, significó, ha apuntado Armengol, “ponerse de acuerdo, anteponer el bien común a cualquier partidista o ideológico, llegar a un pacto integrador, decir sí a la convivencia”. Y ese espíritu, según la presidenta del Congreso, debe y puede mantenerse hoy: “Los constituyentes construyeron un lugar de encuentro desde posiciones alejadas. Apostaron por la reconciliación y acertaron. Es nuestro mejor ejemplo de éxito colectivo. Nuestra Constitución es duradera, sólida, y trajo consigo la mayor transformación de nuestro país. La fórmula de ese éxito fue abrazar un acuerdo, y esa fórmula es la que quiero reivindicar hoy”.
En esa línea, Armengol ha aludido al clima de bronca permanente que impera en las Cámaras en los últimos tiempos, y lo ha comparado con la “tranquilidad” que, a su juicio, se vive en la calle. “Contamos con un Parlamento plural que necesita mucho diálogo y debate. Tenemos la obligación de diluir el ambiente tensionado y ruidoso. El Congreso ha de imbuirse de la paz social de la ciudadanía tranquila. El Congreso ha de parecerse más a la sociedad a la que representa”, ha defendido, abogando por hacer “política útil, política de verdad”.
La dirigente socialista ha remarcado que la Constitución “no es inamovible”, y ha puesto como ejemplo la reforma acordada el pasado enero del artículo 49, para sustituir el término “disminuidos” por “personas con discapacidad”. Según Armengol, ese pacto podría darse también para reformas más de fondo en el caso de que se apostara por ellas. “Es más importante cumplir la Constitución que reformarla, pero es gratificante comprobar que es posible. [En 1978] Fue una norma viva, y está en nuestra voluntad que lo siga siendo”, ha dicho.
La presidenta del Congreso ha enumerado, por último, los desafíos “urgentes” que en su opinión debe afrontar España: la lucha contra la pobreza y la desigualdad económica, el blindaje del Estado del bienestar, hacer efectivo el derecho a la vivienda —“es un clamor de la ciudadanía”—, combatir la desinformación, dotar de recursos a la ciencia, erradicar la violencia machista, comprometerse “sin fisuras” en la lucha contra el cambio climático y “actualizar” los valores de la democracia. “Sigamos luchando en la misma senda, unidos por un futuro común”, ha concluido.